Actualizado 28/12/2009 13:00

José Cavero.- Cuatro asuntos de fin de año

MADRID 28 Dic. (OTR/PRESS) -

Llegamos al final del complicado 2009 con cuatro asuntos de la actualidad política bien destacados: Me refiero a discurso del Rey, y a los liderazgos de José Luis Rodríguez Zapatero, de Mariano Rajoy y de Gerardo Díaz Ferrán.

En primer lugar, por sus contenidos, el discurso navideño de este año no ha podido pasar inadvertido a buena parte de la clase política, entre otras cosas, porque esa misma "clase" no tiene otra cosa quehacer, tras haber dejado aprobados los presupuestos, la ley del divorcio y la financiación autonómica, entre otras cuentas normas legislativas de relieve. El discurso ha parecido a más de uno "demasiado gubernamental", como lo ha definido el diario El Mundo en un editorial. ¿Era menos gubernamental otros años? No ha sido, ni mucho menos, la única crítica cosechada en el mismo sentido. La Gaceta también ha llamado la atención sobre el hecho de que el Rey exigiera en público el pacto con el que fracasó en privado, en referencia al acuerdo que el PP no quiso que se lograra en la conferencia de presidentes autonómicos. Cabe recordar que el Rey y el Príncipe estuvieron presentes en esa conferencia, y que el jefe del Gobierno aceptó incorporar en el documento final que propuso a los presidentes autonómicos, el 80 por 100 de lo que los populares habían propuesto. Pero el afán partidista pudo más, y como bien explicó Esperanza Aguirre, "no vanos a darle bazas al Gobierno socialista". En el mismo sentido intervinieron el gallego Feijóo y el riojano Sanz, como los más beligerantes.

Pero, volvieron a la cuestión central: ¿Este discurso del Rey ha sido más gubernamental que otros? Cabe recordar que el Rey no entra en política, y que de los contenidos de sus discursos debe responsabilizarse el gobierno de turno. Así no determina la Constitución vigente. El Rey es probable que tenga sus propios "escritores de discursos", pero en todo caso, deberán atenerse a los criterios del Gobierno. Y no deja de ser sorprendente, y ridícula, la crítica formulada desde un diario, que sostuvo que "don Juan Carlos utilizó expresiones habituales de Zapatero como economía sostenible y terrorismo internacional". ¡Grandísimos inventos terminológicos del presidente!

Este final de año, que nos acerca ya, claro está, a las elecciones generales de 2012, también ha mostrado la impaciencia de quienes querrían que el salvo a la Moncloa se produjera sin más espera. Para estos impacientes, PP y alineados, es obvio que "Zapatero es el problema". Zapatero, o quien pudiera sucederle, claro. Porque ésa es la otra novedad del momento: lanzar la hipótesis de que Zapatero "pudiera irse" al cabo de ocho años de jefatura del Gobierno. En realidad, Zapatero no ha hecho el menor gesto en ese sentido, y en el propio PSOE no se apuesta, en absoluto, por esa teoría especulativa. ¿Para ser sustituido por José Bono, por José Blanco, por Pérez Rubalcaba, por Carme Chacó, por Leire Pajín, por Patxi López? Todas y cada una de estas eventualidades teóricas resultan escasamente creíbles, y más parece que Zapatero procurará remontar el vuelo en la economía y merecer el voto de los españoles en marzo de 2012.

El segundo liderazgo, éste siempre en entredicho, es el de Rajoy. Las encuestas insisten en la factura que los españoles hacen pagar al Gobierno por causa de la crisis, pero no apuntan mejoría en las cuestas del líder de la principal fuerza opositora. Por si fuera poco, su antecesor, Aznar, sigue reprochándole el modo de oponerse que Rajoy practica. Lo querría más severo, más implacable, más contundente.

Pero cabe suponer que también debiera ser una oposición más razonada y razonable, no el ya clásico "qué dice el gobierno, que yo me opongo", que practica el PP. Recientemente, el PP se opuso a la nueva financiación autonómica, y sus autonomías la aceptaron; se opuso al pacto de los presidentes autonómicos, y nos dejó sin un acuerdo que habría servido para controlar la mitad del gasto público de todo el Estado, se opuso a la solución del Caso Alakrana, a la solución del Caso Haidar. Reparemos en este último asunto: Rajoy y Cospedal argumentaron que esa "factura" -la vida de Haidar- la pagarían los agricultores españoles a Marruecos en forma de un benévolo acuerdo agrario CE-Marruecos. La ignorancia, o la mala intención, de la dirección del PP la descubría el mismísimo Pedro Barato, días más tarde: Primero, porque el acuerdo CE-Marruecos se viene negociando y firmando cada año desde hace muchos, y mejora de un año para otro. En segundo lugar, porque el 21 por 100 de los tomateros "marroquíes" son los mismos tomateros españoles de Almería, Huelva y Canarias.

Y para terminar, el tercer liderazgo, el del presidente de la patronal, Díaz Ferrán, más en entredicho que cualquier otro, y cuya dimisión reclaman cada día más voces. ¿Éste es el personaje honrado y digno de imitación que quieren los empresarios como modelo? Un individuo que dejó de pagar a la Seguridad Social, a sus trabajadores, que defraudó a Caja Madrid y al banco alemán que le concedió créditos, que no quiso atender a sus clientes con billete, -que los transporte el Estado, se dijo- y a quienes despreció con su insólita y escandalosa frase "yo nunca hubiera elegido Air Comet para viajar"?

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