MADRID 13 Oct. (OTR/PRESS) -
Si alguna certeza tenían los españoles, antes de que se desarrollara el Desfile militar del 12 de octubre por el Paseo de la Castellana, es que también este año se iban a producir, como en los anteriores, los ya consabidos abucheos al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, procedentes de un núcleo del público perfectamente dispuesto para esta actuación. Gritos de "fuera", recibieron a Zapatero también en esta ocasión. Desde varios periódicos y emisoras de radio se había recordado profusamente esa característica de los desfiles en los últimos años que había llegado a producir un visible malestar en el rostro del Rey. Con ese apunte previo, conviene recordar lo esencial del evento: A saber, que los Reyes presidieron, a partir de las 10.30, en Madrid, el desfile de la Fiesta Nacional, en el que participaron más de 3.000 militares, es decir, mil menos que en 2009, por razones de austeridad y por la crisis, y en el que, además, se ha querido rendir homenaje a nueve países hispanoamericanos que celebran su bicentenario. Más de dos horas antes de que el desfile comenzara, el público comenzaba ya a colocarse por los laterales del Paseo de la Castellana para ir ocupando plaza, con sus sillas, en las primeras filas. Desde primera hora de la mañana se podía comprobar la presencia de una gran fuerza policial para controlar los accesos y garantizar la seguridad. Además de la Familia Real al completo, acudieron a la parada militar el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, -objeto central de buena parte de las atenciones del público asistente-, la mayoría de los presidentes autonómicos -un total de 13, tres más de los que acudieron el año pasado-, los presidentes del Congreso y Senado, y los responsables de las máximas instituciones del Estado. La cúpula militar al completo, encabezada por el Jefe de Estado Mayor de la Defensa, general José Julio Rodríguez, y líderes de los partidos políticos, entre ellos Mariano Rajoy, asistieron también a un desfile que este año ha visto reducido el número de sus participantes, ya que marcharon más de 3.000 militares, 153 vehículos y 50 aeronaves, frente a los 4.207, 209 vehículos y 58 aeronaves que lo hicieron en 2009 -un 20% menos-. Por primera vez en la actual legislatura, la mayoría de presidentes autonómicos había confirmado su presencia en el desfile de la Fiesta Nacional, con especial importancia la del presidente de Cataluña, José Montilla, tras su ausencia en los dos últimos años. La única incógnita era la asistencia del presidente de la Comunidad Valenciana, Francisco Camps, que no se había pronunciado al respecto. Entre los jefes autonómicos ausentes destaca el lehendakari Patxi López, aunque sí estarán presentes representantes del Ejecutivo vasco como sucedió el pasado año por vez primera. Tampoco estarán en Madrid los presidentes de Murcia, el de Andalucía, el de las Islas Baleares, el de Canarias, ni el de La Rioja. Al igual que en la edición anterior, la parada militar discurrirá por el Paseo de la Castellana con la tribuna de autoridades situada en la Plaza de Lima, junto al Estadio Santiago Bernabéu. Junto a los Reyes y los Príncipes de Asturias asistirán el Gobierno en pleno, las más altas autoridades del Estado, autoridades autonómicas y mandos militares de los tres ejércitos y de la Guardia Civil. Este escenario ha traído polémica en los últimos días. El PP se ha quejado de que no se invitara a todos los parlamentarios, sino sólo a una representación. La ministra de Defensa, Carme Chacón, ha respondido que el nuevo emplazamiento impide que entren todos, algo que sí ocurría en Colón pero ahora, ha señalado, hay una estatua en dicha plaza que obliga a reubicar el desfile en la plaza de Lima. El recorrido del desfile se prolongó desde la plaza de Cuzco hasta la confluencia de Castellana con Raimundo Fernández Villaverde. Las miles de personas que se congregaron en la Castellana, o delante de la televisión pudieron ver novedades interesantes. Las Fuerzas Armadas exhibieron su última adquisición: el vehículo blindado RG-31, que ha sustituido en Afganistán a los antiguos carros de combate y mejorará sustancialmente la seguridad de las tropas. Los madrileños pudieron ver desfilando por primera vez este blindado, el RG-31, desplegado en Afganistán en sustitución de los veteranos BMR. Este año, como homenaje especial, desfilaron las banderas y estandartes portados por militares de nueve países iberoamericanos: Argentina, Chile, Colombia, Ecuador, El Salvador, Paraguay, Venezuela, Bolivia y México, con motivo de la celebración de los bicentenarios de su independencia. No faltaron a la cita, con su peculiar paso rápido y con su cabra como mascota, la Legión, y los Regulares con su tradicional paso lento. Estaba igualmente previsto que, si la climatología lo permitía, como así fue, volaran unas 50 aeronaves, entre ellas cazas de combate F-18, Mirage F-1, F-5 y Eurofigther; Hércules, C-295; y de reabastecimiento en vuelo Boeing 707: y helicópteros Cougar, Chinook y Tigre. Una vez que llegaron los Reyes, los Príncipes de Asturias, la infanta Elena y los duques de Lugo, comenzaron los actos oficiales, que arrancaron con los honores militares a don Juan Carlos, como capitán general de las Fuerzas Armadas. Tras la revista a un batallón de la Guardia Real por parte del Rey, acompañado por el jefe del Estado Mayor de la Defensa, general José Julio Rodríguez, se produjo el salto de un equipo de la Patrulla Paracaidista Acrobática del Ejército del Aire (Papea), que se lanzó desde un avión C-212 y tomó tierra con la bandera nacional ante la tribuna de autoridades. Seguidamente se izó y se homenajeó a la enseña nacional y a los que dieron su vida por España, al son de La muerte no es el final. Este homenaje quiso recordar a los siete militares y un intérprete español adscrito al Ejército que fallecieron en 2010 (cuatro en Afganistán y cuatro en Haití). Al concluir el desfile, los Reyes ofrecieron la tradicional recepción en el Palacio Real a representantes de diversos ámbitos sociales.