José Cavero.- Exámenes forenses en el Valle de los Caídos.

MADRID 13 Oct. (OTR/PRESS) -

Desde hace tiempo se venía debatiendo, ocasionalmente, el futuro del monumento del Valle de los Caídos. Una y otra vez, distintos dirigentes políticos, a raíz de la Ley de Memoria Histórica, habían hablado de la conveniencia de terminar con esa llamativa herencia del franquismo. Ahora, con la noticia de que alguien había movido algunos restos, parece haberse organizado un gran escándalo. Hasta el punto de que ha tenido que intervenir el ministro de Justicia, Francisco Caamaño, para aclarar que, en efecto, se han producido algunos exámenes, en ningún caso exhumaciones, como consecuencia de las obras que se venían desarrollando, exámenes efectuados por forenses especializados para ver el estado de los cuerpos allí depositados. Esto ocurrió entre mayo y septiembre. Y parece que fueron advertidos de ellos los familiares de algunos de los enterrados allí. Pero las informaciones de algunos medios son mucho más amplias. El Mundo nos asegura que el Gobierno accedió a buscar, en presencia de sus familiares, los restos de nueve de los 40.000 enterrados; que realizó "catas" en las cajas que supuestamente contienen a los anarquistas fusilados, y que ahora lo presenta como un "estudio forense para poder comprobar el estado de los osarios. La apertura de tumbas se habría producido, en efecto, y según la denuncia de Interviú, en busca de los restos de nueve anarquistas asesinados en la guerra civil, cuyos familiares, acompañados por técnicos y forenses, tuvieron oportunidad de visitar las instalaciones. Todo ello se habría producido en tres operaciones de prospección de las criptas, sin publicidad alguna. A partir de ahí, el PP ha acusado hoy al Gobierno de "incumplir" la Ley de Memoria Histórica. Así lo ha hecho, según el diputado 'popular' y vicepresidente del Congreso Jorge Fernández-Díaz, al inspeccionar los mencionados osarios sin la preceptiva autorización del Abad del Monasterio, así como la del Ayuntamiento de San Lorenzo de El Escorial y la Comunidad de Madrid, a las que le obliga el artículo 16 de dicha Ley. Una Ley que el Ejecutivo también ha conculcado "sistemáticamente", en palabras de Fernández-Díaz, al "cerrar" el propio Valle al público con "excusas" varias -entre ellas las propias obras de remodelación y mantenimiento por parte de Patrimonio- desde diciembre de 2009. Respecto de la apertura de los osarios, el dirigente 'popular' apela al artículo 16 de la ley de Memoria, "el más votado por todos los Grupos de la Cámara", que, además de despolitizar por completo el Valle de los Caídos y de prohibir en el recinto cualquier "acto de naturaleza política o de exaltación de la Guerra Civil o el franquismo", establece que "se regirá estrictamente por las normas aplicables con carácter general a los lugares de culto y a los cementerios públicos". Así, según el diputado catalán, el Gobierno estaba obligado por Ley no ya a invitar al padre abad -que es la máxima autoridad en el lugar de culto- sino a pedirle permiso. Además, debió pedir autorización al ayuntamiento y a la comunidad, como es de uso para cualquier cementerio público. Con respecto a lo que viene ocurriendo desde hace diez meses, el PP acusa al Gobierno de haber apartado deliberada y unilateralmente al Valle de los circuitos turísticos, "cuando atraía a 400.000 personas". También denuncia que, según el citado artículo de la Ley de Memoria, el Ministerio de la Presidencia está estableciendo el horario de visitas, cuando es la Abadía la verdaderamente competente. Fernández Díaz admite haber tenido cumplido y oficioso conocimiento de cuanto acontecía en el Valle, y asegura que el PP no quiso denunciar los hechos, "precisamente, para que la política quede extramuros del recinto, tal como se pactó en la ley de Memoria Histórica". "Se trata de una política de hechos consumados", denuncia ahora el diputado 'popular', la que está haciendo el Gobierno.

La polémica está servida, y de nuevo, ha quedado abierta la controversia sobre qué hacer con ese Valle sagrado e intocable para unos y destinado a desaparecer, para otros.