MADRID 19 Dic. (OTR/PRESS) -
La noticia pudiera pasar inadvertida, pero "tiene miga",y no es improbable que haya dejado a más de uno perplejo y desconcertado: La Sección Primera de la Audiencia Nacional ha absuelto al propietario y a la camarera del bar Zurgai de Pamplona, que estaban acusados de enaltecimiento del terrorismo, por exhibir 16 fotografías de otros tantos militantes de ETA. Recuerda esta información que, durante el verano de 2009, siguiendo instrucciones de la fiscalía, agentes de policía recorrieron bares de Navarra y el País Vasco, retirando las fotografías de miembros de ETA que se encontraban en prisión.
El 3 de agosto de 2009, entraron en el bar Zurgai y exigieron la retirada de las fotos que allí había criticando la política de dispersión de los presos etarras a la camarera Izaskun Goñi y también al propietario Daniel Burgos. Este retiró las fotos, pero colocó unas siluetas. Pues bien, ahora, el tribunal señala que se ha producido un "cambio de paradigma", de la tolerancia a la prohibición, en el mismo marco jurídico, pero que no existe delito porque no hay la menor evidencia de alabanza o elogio a ETA.
Y aquí empiezan las sorpresas que origina la decisión de este juez de la Audiencia: ¿No hay evidencia en que la exhibición de unas fotografías de etarras condenados y en prisión por comisión de atentados terroristas, en un bar o en una calle, es un evidente homenaje y "reconocimiento social" que se hace a estos individuos, y una demostración de solidaridad con sus acciones, por salvajes que hubieran sido? ¿Cuándo se puede decir que hay solidaridad con estos individuos? ¿Qué otro modo hay de solidarizarse y aplaudir sus actuaciones, salvo con la publicación de artículos elogiosos a sus actuaciones criminales? Por todo ello, bien puede asegurarse que la decisión de la Audiencia Nacional "rompe esquemas", y removerá estómagos.
Tampoco hay que excluir que la decisión de la Audiencia reclame que alguien la revise y la rectifique. No han ido por esa senda, `precisamente, las autoridades de "la nueva Euskadi", la de los actuales dirigentes que gobiernan en Ajuria Enea, decididos a quitar de las calles los nombres de etarras y las fotografías de estos elementos que han asesinado, extorsionado, amenazado a ciudadanos corrientes o a representantes del "pueblo soberano", que durante años han tenido que ser protegidos por las fuerzas del orden.