Actualizado 30/07/2010 14:00

José Cavero.- Hay otras formas de torturar a los toros.

MADRID, 30 Jul. (OTR/PRESS) -

El debate sobre la prohibición de los toros en Cataluña da mucho de sí y nos acompañará largo tiempo, entre otras cosas, porque los prohibicionistas, pretenden continuar su lucha y llevarla a otras comunidades y a otras plazas. Pero hay coincidencia en que la prohibición catalana arrastra tras de sí otras controversias sobre otros modos y modalidades de "torturar toros", que recuerda en un reportaje el diario Veinte Minutos: Toros quemados, ciegos, ahogados o apaleados. Han quedado prohibidas las corridas de toros en Cataluña, pero seguirán permitiéndose festejos taurinos reconocidos como autóctonos, los correbous (corretoros, en traducción literal del catalán), cuya celebración es muy tradicional en pueblos de Tarragona. Los grupos antitaurinos tachan estos correbous de "salvajada" porque en ellos también se maltrata a los toros, razón principal para la abolición de las corridas. Sin embargo, los mismos impulsores de la ILP, Iniciativa Legislativa Popular, que triunfó el miércoles en contra de las corridas de toros, han aceptado que se sigan celebrando estos festejos basándose en el argumento de que a estos toros no se les da muerte.

Esta decisión política es calificada por el PP "una muestra de hipocresía de la clase política catalana". La diferencia de trato que han recibido corridas y correbous parece sólo electoral, ya que prohibir esta tradición tarraconense tendría un coste político demasiado alto. Señala el reportaje de Veinte Minutos que hay varios tipos de correbous, en función de que los asistentes prefieran un espectáculo basado en el fuego, el agua o la prueba de fuerza, según explica la Fundación para la adopción, apadrinamiento y defensa de los animales:

- El toro de fuego o toro embolado (embolat, en Catalunya): Se inmoviliza al toro atándolo por los cuernos y sujetándolo por las patas y el rabo. Se le ponen unas antorchas o bolas de material inflamable en los cuernos untados con alquitrán y se les prende fuego. Luego se suelta al animal en una plaza o por las calles. Aterrorizado al ver su cabeza envuelta en fuego, el toro muge desesperadamente, babea y da cabezazos intentando deshacerse de las antorchas y bolas, de las que cae líquido candente y brasas que queman los ojos, el morro y el cuerpo del animal. Esta tradición se celebra en varias localidades de Tarragona, como Amposta. En ocasiones se colocan fuegos artificiales en los cuernos.

- El toro ensogado (capllaçat, en Catalunya): Se atan unas cuerdas a los cuernos del animal que son violentamente arrastrados por las calles llenas de gente. Las cepas del cuerno sufren graves traumatismos y los músculos del cuello, profundos desgarros. Se celebra en municipios tarraconenses como en Cases d'Alcanar.

- Toros al mar: Los animales son perseguidos y acorralados hasta que resbalan y caen al mar o se tiran desesperados a causa de la persecución desde el muelle. En algunas ocasiones el animal muere ahogado. Esto se hace en diversas localidades de Tarragona.

- Los encierros: Los toros, vacas o vaquillas recorren las calles recibiendo golpes de los participantes con palos o varas, hasta que terminan en una plaza donde los animales son capeados o toreados. Las heridas y fracturas son múltiples al golpearse contra los objetos en su camino o al resbalar en el asfalto. A veces el toro muere de agotamiento o ataques al corazón debido al estrés y al sobreesfuerzo. Se celebra en diversas poblaciones de Tarragona.

¿Cuándo les llegará el turno de revisión a estos "juegos ancestrales", demostrativos de viejas "culturas"?