Actualizado 23/07/2010 14:00

José Cavero.- Montilla repasa la situación con Zapatero.

MADRID 23 Jul. (OTR/PRESS) -

Hubiera resultado muy instructiva la revelación completa del diálogo que mantuvieron este miércoles en la Moncloa el presidente del Gobierno, Rodríguez Zapatero, y el president catalán, José Montilla. La reunión tenía el propósito de "estimar los daños" causados por la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto catalán, daños que a Zapatero le parecen bastante reparables, y a Montilla más severos y, por tanto, menos reparables. Ya de entrada, al principal partido opositor, el PP, le parece que hablar de daños causados por la sentencia del TC viene a ser todo un desacato y hasta una deslealtad a las instituciones. En realidad, y de lo que se viene recibiendo en los mensajes de Moncloa y del Palau de Sant Jaume son muy distintas las apreciaciones que merece la sentencia, pero también sucede con otras fuerzas políticas, y hasta con los medios informativos. No hay coincidencia en señalar si esa sentencia ha causado muchos daños o daños leves al texto y a los propósitos del Estatut: unos dicen que apenas hay tres puntos que los magistrados "tachan" y censuran, por un total de porcentaje muy escaso, de, acaso, un cinco por ciento del total, mientras otros prefieren propagar la idea de que el daño es probablemente irreparable, porque los puntos "censurados" son básicos y elementales: la idea de Nación, el catalán como lengua vehicular, un Consejo del Poder Judicial catalán, un defensor del pueblo exclusivo para Cataluña...

¿Del medio centenar de leyes que han emanado del estatuto, hay que revisar o descartar tres o cuatro, o una docena? Pero, sobre todo, lo que se ataca es la idea de "pacto de entendimiento" entre Cataluña y España, poco menos que en términos de igualdad. Eso es lo que, en el fondo y en las formas, rechaza el TC. O dicho de otro modo, lo que rechazan los magistrados alineados con el PP no es otra cosa que el sentido o la interpretación federalista que el estatuto hace de España como nación de naciones. Eso no cabe... Pues bien, en ese repaso a los daños causados por la sentencia, Montilla y Zapatero no son plenamente coincidentes. Mientras Montilla pide recuperar íntegro el Estatuto, o incluso cambiar la Constitución para que tenga cabida en ella el Estatut, Zapatero ofrece "desarrollar prácticamente todo", pero dentro de la Constitución vigente.

La fórmula de abordar y resolver las materias por otras vías, la apunta la propia sentencia. Se trata de buscar procedimientos y modos para que Cataluña logre algunos propósitos mediante vías que no tengan que pasar por el TC y sus magistrados. Y también en la búsqueda de esas alternativas hay controversia. Mientras a unos les parece que es un procedimiento adecuado para resolver "el conflicto", otros consideran que, una vez que el TC ha hablado y sentenciado, no hay más que hablar, y que incluso está fuera de la legalidad misma la búsqueda de atajos, y que lo que debaten y tratan de acordar Zapatero y Montilla es una deslealtad contra la letra y el espíritu de la Constitución vigente. De la Vega era expresiva ayer al asegurar que la sentencia no impide desarrollar la carta autonómica.

A todo este debate hay que añadir un hecho de la mayor relevancia: Cataluña está ya en proceso preelectoral. Y sólo de ese modo se explican las reacciones de cada partido y cada líder: convergentes unidos con socialistas unos días y otros en abierto desacuerdo. Esquerra anti Estatut y Esquerra más "estatutista" que nadie. Esquerra integrada en el tripartito o Esquerra que entiende que el tripartito ha llegado a su fin. Todo tiene mejor explicación y encaje si se somete al calendario. Por ejemplo, el titular de El País sobre el encuentro de ayer: Zapatero pacta rescatar el Estatuto antes de las elecciones catalanas; Zapatero y Montilla coinciden en que la sentencia es un problema de Cataluña y también de España. O lo que destaca otro analista: que todos los partidos, menos el PSC, desconfían del jefe del Ejecutivo. La relación de PSOE y PSC se ha empezado a considerar con sumo cuidado, precisamente por esa circunstancia electoral y la necesidad de que los socialistas, todos, aparezcan como una piña indestructible, que se apoyan mutuamente en Madrid y en Barcelona. En cualquier caso, tras cuatro años de espera de la sentencia, seguiremos debatiendo Estatuto catalán varios años más...

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