MADRID 5 Dic. (OTR/PRESS) -
Siempre se pensó que la banda terrorista podría adoptar decisiones como la que finalmente tomó este miércoles tres de diciembre, para "castigar" a un empresario que reuniera unas cuantas condiciones que lo hacían indeseable para ETA: septuagenario con excelente trayectoria de trabajador, de familia de emprendedores vascos, inclinado al nacionalismo vasco, entregado a trabajar por la prosperidad de su país, y repetidamente advertido porque se negaba a pagar el chantaje que ETA llama impuesto revolucionario. Todo eso lo encarnaba Ignacio Uría, asesinado a sangre fría a las puertas del bar al que Uría acudía a jugar cada tarde una partida de cartas. Por cierto, que hoy resulta pavorosa la imagen de esa partida, que continuó ya sin Uría...
El asesinato de Uría, por consiguiente, pudo haber resultado previsible, como el de tantos otros empresarios que se juegan el tipo, físicamente, que siguen y seguirán trabajando el bienestar de los más próximos. El caso del tren de alta velocidad vasco, como el de las autovías de la Y griega vasca, como el de la autovía de Leizarán, o la central nuclear de Lemóniz. Definitivamente, la banda terrorista ETA, la de siempre, es enemiga acérrima de las infraestructuras y del progreso en Euskadi. Es la ETA "albanesa", como en su momento fue calificada por su similitud con el régimen del maoísta Enver Hoxa, en la cerrada Albania. En efecto, la banda, en línea con sus anteriores campañas contra la nuclear y las autovías, la banda había amenazado al AVE con el argumento de que esta obra "es españolista",y porque habrá de aproximar Euskadi al resto de España y a Francia yel resto de Europa. El repugnante asesinato viene a evidenciar, ni más ni menos, que el miedo de ETA a la modernidad...
De manera que tiene, este nuevo asesinato de ETA, unas peculiaridades propias y distintas a los otros tres producidos en el año que está terminando, el del ex concejal de Mondragón Isaías Carrasco, el guardia civil Juan Manuel Piñuel y el brigada del Ejército Luis Conde de la Cruz. Todos distintos, claro, pero todos iguales. La banda no quiere ceder su parte de protagonismo, sobre todo cuanto se insiste en que la banda está contra las cuerdas, disminuida en sus posibilidades, y muy disminuida en líderes por las sucesivas detenciones policiales.
Ignacio Uría ha sido definido como un hijo del pueblo, un trabajador incansable, hecho a sí mismo, un creador de riqueza y de empleo. Ibarretxe ha indicado que las instituciones vascas y la Ertizantza "nos vamos a dejar la piel" para acabar con esta lacra que es la banda terrorista. El presidente Zapatero, a su vez, se ha comprometido a seguir adelante y terminar la obra que la banda ETA ha intentado detener con el asesinato cobarde de un anciano empresario. La banda ya había atacado el pasado mes de mayo algunos vehículos del empresario, pero la obra se va a hacer. Zapatero e Ibarrtexe se han comprometido a proseguir las obras y acuerdan también una firmeza máxima ante este nuevo desafío de ETA.
José Cavero.