MADRID 10 Mar. (EUROPA PRESS) -
Atrás ha quedado ya la mitad de una legislatura que nadie previó que sería tan áspera ni desapacible. Lo recordó en la noche del lunes, en Televisión española, y ante tres periodistas "de la casa" escasamente benévolos y amables, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. Fui invitado a opinar sobre la crisis y cómo salir de ella, sobre la lucha contra ETA, el enfrentamiento con el Gobierno de Hugo Chávez, la posibilidad de una recomposición de su gobierno, el juez Garzón y el juez Velasco...
Para empezar, volvió a reconocer Zapatero que, en el primer momento, no pudo o supo prever la magnitud de la crisis económica, que en los momentos de la campaña electoral empezara a aflorar. Recuérdese que en aquellos momentos, el presidente y candidato tenía previsiones para seguir creciendo al tres por ciento anual..., pero también figuraban parecidos pronósticos en el programa de la Oposición. En todo caso, Zapatero reiteró anoche que "es verdad que no pude prever la magnitud de la crisis económica". Luego, insistió en dos ideas: Primera, que el Gobierno se viene enfrentando a las consecuencias de la crisis, y lo ha hecho adoptando hasta 137 medidas. Y segunda, sobre la necesidad de la colaboración de todos los partidos en elaborar una serie de acuerdos que permitan terminar esta situación incómoda y con gravísimos efectos, sobre todo, en el drama de más de cuatro millones de parados, la mitad de ellos ocasionados por la crisis misma - "soy responsable de todos los que han perdido su empleo", dijo-, y la desaparición de empresas y de casi todo un sector de actividad, el inmobiliario. Ciertamente, no quiso Zapatero retar a nadie a participar en esa unidad de partidos contra la crisis, posiblemente convencido de que no vale la pena excitar los ánimos de nadie, cuando ya todo está bastante bien encaminado hacia el buen puerto de unos acuerdos sin excesivas ambiciones, pero posibles. Pero también, con la reclamación de un mérito propio: El gobierno ha hecho un gran esfuerzo de cohesión social durante la crisis, reclamó.
Los periodistas que preguntaban al presidente insistieron en saber si había planes para la remodelación del Gobierno, y Zapatero dejó claro su propósito de no dar facilidades en tema tan suculento para las especulaciones periodísticas. Dijo: Estoy contento con el Gobierno. No está en mis previsiones cambiar el gobierno. Estoy contento con el equipo de Gobierno que tengo. No está en mis previsiones hacer cambios. Estoy contento con el Gobierno, que trabaja en unas condiciones muy difíciles, dijo textualmente. Y también fue estimulado a hablar de su propia situación anímica. "Estoy con ánimo para terminar la legislatura y para terminar con la crisis, algo que confía que empiece a suceder el año que viene, medio semestre más tarde de lo que había estimado en ocasiones anteriores. En 2011 saldremos de números rojos en creación de riqueza nacional, o PIB, pero no se estará creando empleo hasta más adelante, cuando ese PIB ya lo permita y lo reclame". "Estamos en las puertas de la recuperación, aunque no podemos decir que vamos a crear empleo con carácter inmediato", explicó.
Tampoco faltó el capítulo de los errores y rectificaciones. El presidente no esquivó una cuestión que le fue planteada con documentación reciente: los casos de la edad de la jubilación, de los sueldos de los funcionarios... La excusa fue probablemente insuficiente: "Dos o tres medidas no se explicaron de forma suficiente y pudo parecer una contradicción", dijo el presidente. Son comprensibles las contradicciones...
También ocupó considerable espacio las cuestiones que estos días protagonizan los jueces Garzón y Velasco. El apoyo del presidente al juez acusado de prevaricación, y la falta de ese mismo apoyo al juez que ha denunciado las relaciones de ERA y las FARC de Hugo Chávez. En esta materia, Zapatero enseñó sus uñas: No ha habido muy buena fe en Rajoy, dijo sobre la comparación del trato con ambos jueces. Garzón y Velasco-. Pero también estuvo tajante en proclamar que La declaración del ministro de Venezuela no es aceptable.
Y una esperanza clara: el final de ETA, aunque con las reservas que esta hipótesis de trabajo suele reclamar: El trabajo de las fuerzas y cuerpos de seguridad está siendo formidable y muy eficaz, también la colaboración internacional. Con una consideración que probablemente no se esperaba. El proceso de paz hizo mucho daño a ETA, dijo sobre las negociaciones fallidas con la banda en la anterior legislatura.