MADRID 4 Feb. (OTR/PRESS) -
El Elíseo, la Presidencia de la República francesa ha reconocido que la empresa pública, Electricité de France, aspira a adquirir la primera eléctrica española, Iberdrola. De nuevo, una compañía propiedad de un Estado y que opera en un mercado sin libertad de entrada se quiere quedar con una privada que actúa en un sector liberalizado. En otras palabras, con el dinero de los contribuyentes franceses y con las rentas monopolísticas obtenidas de su posición de dominio en el sector energético galo, el Estado francés va a quedarse con Iberdrola o, al menos a intentarlo. Si esto sucede, el 80 por 100 del mercado eléctrico nacional estará dominado y dirigido por los gobiernos de Italia, Endesa, y de Francia, EDF. En un mundo en el cual la energía se ha convertido en una de las variables estratégicas básicas, España puede convertirse en un protectorado energético.
La cuestión no se resuelve si, como se dice, EDF vendería la totalidad o la mayor parte de los activos de Iberdrola en España a Unión FENOSA. De entrada, eso no resuelve el pecado original de lo intolerable que resulta que una empresa del Estado francés adquiera para trocear a un competidor y tampoco que Florentino Pérez utilice el poder político galo para obtener sus objetivos. En vísperas del 2 de mayo es divertido ver a los nuevos afrancesados, usando a los 'invasores' para conseguir sus metas. Al mismo tiempo, el desmembramiento de Iberdrola supondría que sus inversiones exteriores, las realizadas en EE.UU. y Escocia, pasarían a manos de EDF, esto es, la nueva Unión FENOSA-Iberdrola se convertiría en una compañía sin fuerza ni presencia significativa en la escena global.
El gobierno recurrió a los italianos como el Conde Don Julián a los moros para acabar con Pizarro. A partir de ese momento se abrió la veda. El gabinete PSOE carece de autoridad moral para enfrentarse a la entrada de EDF y, si quisiera hacerlo, lo que es dudoso, tampoco tiene la fuerza necesaria. La pérdida de peso de España en Europa es abrumadora y nadie nos respeta. Quien escribe estas líneas no es un nacionalista económico. Creo en los campeones nacionales creados en mercados abiertos y competitivos. No me importaría que Endesa o Iberdrola cayesen en manos de una compañía privada extranjera, pero estoy en contra de que compañías públicas en manos de gobiernos extranjeros adquieran el dominio de compañías centradas en mercados estratégicos y la energía lo es.
Lorenzo Bernaldo de Quirós