Actualizado 27/03/2010 13:00

Pedro Calvo Hernando.- Cruzadas y cruzados.

MADRID, 27 Mar. (OTR/PRESS) -

No les puede salir bien esta especie de cruzada para ocultar o disimular la realidad oceánica de corrupción masiva. El silencio incomprensible y permanente de Mariano Rajoy de ningún modo puede fortalecerle a él ni beneficiar a su partido. A los periodistas lo que les interesaba era su opinión sobre la petición fiscal de tres millones de fianza para el ex president y ministro Jaume Matas y no sus cansinas descalificaciones sobre las medidas anticrisis del Gobierno y avaladas por todos los demás. Tampoco les valdrá de nada su alegría por las invalidaciones de esas escuchas de los jefes de la trama con sus abogados, pues sobran otras muchas pruebas para mandar a la cárcel a todos los implicados en el horror gürtélico. Ni obtendrán ningún rédito de su silencio o de su apoyo a las animaladas de Mayor que ya deberían estar en el juzgado de guardia por delictivas, y si no están es por la eterna blandenguería del Gobierno y su partido en este tipo de cosas, cuando ven que los otros no se gastan la menor blandura a la hora de tirarles a degüello con ocasión y sin ella.

Tampoco la cruzada contra el juez Baltasar Garzón les va a salir bien a los distintos cruzados, aun en el caso de que consiguieran quitarlo de en medio, porque el rastro de nuestro mejor juez les perseguiría de por vida. Y no sólo por lo que decía un diario en su portada de que "el Supremo avala que Falange siente en el banquillo a Garzón". Sobre todo por la eterna vergüenza de haber liquidado al juez que se atrevió, y porque se atrevió, a perseguir los crímenes del franquismo y el océano de corrupción masiva. Esto lo sabemos todos los españoles, incluso los que de modo más fiero y atroz participan en la persecución. Prevaricación, dicen. Eso que se lo cuenten a quienes toman decisiones a sabiendas de que son injustas o ilegales. No es ni mucho menos el caso de Garzón, como saben ellos mejor que nadie. Pero lo saben sobre todo los españoles, entre ellos los millones de abochornados por la corrupción masiva y los familiares y amigos de los asesinados por el franquismo. Ahí está la madre del cordero.