Actualizado 15/04/2008 02:00

Rafael Torres.- Mámen y la República

MADRID 15 Abr. (OTR/PRESS) -

El reportaje de historia-ficción elaborado por La Sexta y emitido en la noche del domingo, en el umbral del 77 aniversario de la proclamación de la II República Española, dejó un agradable gusto en el paladar de los espectadores que conservan el paladar, y ello por dos razones: la principal, la que atañe a la conmemoración del suceso político más transcendente y deslumbrador de nuestra historia reciente, aquella alegría de vivir que le entró a la gente el 14 de abril de 1931 y aquella revolución que se saldó sin un herido leve; la otra razón, que por una vez la televisión hizo televisión, esto es, creación televisiva y no circo apócrifo e ínfimo cual suele hacer de ordinario. La actuación de la presentadora/protagonista, la joven periodista Mámen Mendizábal, añadió a la producción, además, un insólito aire de frescor que, lejos de disminuir el rigor de la propuesta, lo acreció y lo humanizó hasta rozar lo emocionante.

La propuesta, qué habría sucedido si el gobierno y el estado legítimos y democráticos de la República hubieran ganado la guerra que perdieron contra el Eje, podía haberse enfocado de muchas maneras, todas ellas, bien es verdad, abonadas inevitablemente al género de lo imposible, pero La Sexta optó por un enfoque ligero y un punto atrabiliario. Según ese enfoque, con República, esto es, habiendo regido en España en los últimos 69 años un sistema democrático de libertad, las cosas serían hoy aproximadamente como son, hasta el punto de que Aznar, cuyos antepasados tanto hicieron por destruir la República, la presidiría en el presente. Todo hace suponer, por el contrario, que habiéndose ahorrado España los centenares de miles de fusilados, represaliados, depurados, esclavizados, exiliados, encarcelados y escarnecidos que generó el franquismo, que habiéndose ahorrado cuarenta años de vida cuartelera y de tiranía nacional-católica, y de atraso, y de ignorancia, y de dictadura, y de pobretería, y de corrupción, las cosas serían hoy muy diferentes, y la democracia sería verdadera, habitaría en el talante de los españoles y de sus instituciones, y el orgullo de pertenecer a una gran nación, España, sería, cual ocurre en Francia, general.

Rafael Torres.

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