MADRID 4 Dic. (OTR/PRESS) -
El expresidente de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán, tenía una receta infalible para salir de la crisis: trabajando más y ganando menos. Los trabajadores, se entiende. Hombre coherente, se la aplicó a rajatabla a los empleados de sus empresas: les dejó ganando menos, muchísimo menos, en el paro, y les proporcionó el trabajo más que hercúleo de encontrar otro empleo en los tiempos que corren. Entre tanto, este ciudadano que representaba y dirigía la política del gran empresariado español, que agavilllado bajo su presidencia tanto hacía por la crisis en orden a previsión y resistencia, se aplicaba él mismo, aunque de una manera algo distinta, el cuento: se quedó también sin un duro de cara a Hacienda, a los empleados y a los acreedores, y se puso a trabajar como una mula, según las vivas sospechas de la Audiencia que han propiciado su detención, en el oficio de "mula" precisamente, el de acarrear cosas, dinero en el caso que nos ocupa, de un país a otro, de España a Suiza.
Ganar menos y trabajar más, tal era la filosofía empresarial de don Gerardo, una sofisticada filosofía que caló en el alta patronal hasta el punto de ser la oficial del sector. Tanto caló que mientras las empresas de Díaz Ferrán iban cayendo una a una, y los pasajeros de Air Comet se quedaban sin volar, y los trabajadores de Marsans sin empleo, y los acreedores sin cobrar, la dicha filosofía seguía percutiendo incesante, inasequible al desaliento, sobre un país devastado por la crisis y por las malas prácticas de quienes principalmente, políticos y plutócratas, tenían la obligación de atajarla. Y mientras desde esas alturas se emplazaba a la gente a trabajar más, sin apenas derechos laborales, y a ganar menos, los capitales salían en masa de España rumbo a Suiza y otros paraísos artificiales.
Detenido y a disposición del juez de la Audiencia, Díaz Ferrán, que debía hacer frente a las diversas responsabilidades penales derivadas de su atroz y muy hispana filosofía empresarial, trabajar y reinvertir menos en sus empresas y llevarse crudos los beneficios, preferiblemente al extranjero, tendrá que explicar algunas cosas. Sólo cabe esperar que no se le deje sólo en la mazmorra, que la soledad es muy chunga, y que le acompañen cuantos han expoliado el país y empobrecido a sus habitantes. Cuestión de vigilar mejor los "vuelos calientes" a Suiza.