Actualizado 19/02/2008 01:00

Ramón Pi.- Desde la libertad.- El escriturista

MADRID 19 Feb. (OTR/PRESS) -

Preocupados han de estar los socialistas cuando deciden sacar de paseo a Felipe González a los mítines. Pero el tiempo no pasa en balde. El ex presidente del Gobierno ya no es el que era. Disciplinadamente se ajustó a lo que los expertos electorales le dijeron que dijese, y se metió con los obispos, que supongo que es el material con el que Rodríguez Zapatero quiere "dramatizar" por ahora para crear "tensión". Le salió una especie de parrafada más bien tabernaria, de discusión de vermú de grifo en una partida de dominó, pero la verdad es que lo tenía difícil, porque hubo de señalar el contraste entre los obispos y Ramón Rubial (recibía el premio que lleva el nombre del ex presidente del PSOE, ya fallecido), y para destacar la intransigencia de los obispos hubo de elogiar la mente abierta y comprensiva de Rubial: misión casi imposible, porque Rubial fue el que, preguntado ya en su ancianidad por la guerra civil, dijo que se habría podido evitar si el Gobierno republicano hubiera sido más drástico en la represión de la derecha y de la Iglesia. Y, claro, así no es nada fácil hacer un discurso muy de estadista.

Pero es bien cierto el dicho según el cual el que tuvo, retuvo. Y González nos volvió a deleitar con una muestra de su saber escriturístico, haciendo gracietas con el cielo y el infierno, y pidiendo a los Papas que se pongan de acuerdo, porque Juan Pablo II dijo que el infierno no existe, y que ahora Benedicto XVI dice que sí. Profunda reflexión, sólo comparable a aquella ocasión memorable en que, en una entrevista televisada, el perodista le citó aquella frase de San Pablo, "el que no trabaja, que no coma", y González, sin vacilar un segundo, aseguró: "En la epístola a los efesios". Huelga decir que la cita es de la II a los tesalonicenses, claro está. También viene al recuerdo aquella visita de González a un colegio, en la que preguntó a un niño cómo se llamaba. Héctor, dijo el mozalbete. Y entonces, el Escriturista confirmó: "Ah, Héctor, nombre bíblico". Insuperable.

Y así vamos pasando esta precampaña, preguntándonos cuándo se acabará.

Ramón Pi.

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