- El clérigo aclara que sólo desmantelara su red si se lo ordenan los líderes supremos chiíes
BAGDAD, 7 Abr. (OTR/PRESS) -
El Gobierno iraquí le ha dado un ultimátum al clérigo radical Muqtada al Sadr, líder de una importante milicia chií contra cuyo Ejército combatieron la semana pasada las tropas locales. El primer ministro, Nuri Al Maliki, amenazó al clérigo con vetar a su movimiento en el proceso político y las elecciones de octubre si no desmantela el Ejército del Mahdi. Sin embargo, Al Sadr aclaró a través de un asesor que sólo cederá a estas peticiones si llegan de los máximos líder supremos chiíes, incluido el gran ayatolá Ali Al Sistani.
Al Maliki concedió una entrevista a la cadena CNN en la que informó de una iniciativa acordada por su Ejecutivo. "Se ha tomado la decisión de que no seguirán teniendo derecho a participar en el proceso político o a participar en las próximas elecciones si no ponen fin al Ejército del Mahdi", señaló el primer ministro iraquí, elevando al aspecto civil sus advertencias a Al Sadr y a su milicia, a quienes ofreció la posibilidad de una amnistía a cambio de la entrega de armas, después de los últimos combates en Basora y Bagdad. De llevarse a cabo esta amenaza, supondría vetar la participación por primera vez de los partidarios del clérigo radical en las elecciones provinciales de octubre, que podrían dar como resultado un control de la milicia chií en la mitad sur del país.
Sin embargo, un portavoz del movimiento de Al Sadr, Salah Al Ubaidi, ya ha indicado que no cederán a esta solicitud. A su juicio, el Gobierno no tiene autoridad para desmantelar las milicias, ya que sólo podrían opinar "los que la han creado y los líderes religiosos". Esta apreciación, respaldada posteriormente por otro asesor, Hasan Zargani, supone dejar la decisión final a los máximos líderes supremos, entre ellos el gran ayatolá Ali al Sistani.
BLACKWATER
Por otra parte, Al Maliki criticó la renovación por parte de Estados Unidos del contrato con la empresa de seguridad Blackwater, a la que pertenecían los causantes de una "matanza" contra iraquíes perpetrada en septiembre del año pasado y que se saldó con 17 fallecimientos. Esta renovación fue anunciada el viernes, pese a que aún se están investigando las circunstancias en que se produjo el suceso y "no ha habido ninguna compensación", según el primer ministro. "Lamento que esta decisión haya sido adoptada sin la aprobación del Gobierno iraquí", agregó.
Las críticas a Estados Unidos llegaron precisamente en una nueva jornada negra para las tropas militares desplazadas en el país árabe. El domingo, perdieron la vida cinco soldados norteamericanos, a los que se añadieron hoy ocho civiles iraquíes que murieron a causa de una explosión en Basora que destruyó una vivienda. Pese a que en este incidente inicialmente se vio el sello de un ataque aéreo norteamericano, las fuerzas británicas desmintieron el supuesto para achacar los fallecimientos a motivos desconocidos.
En vista de la actual situación, incluso el propio presidente de Estados Unidos, George W. Bush, podría estar planteándose una revisión de la estrategia en una conflicto iniciado con la invasión en 2003. Fuentes de su Administración citadas por la CNN, en una información recogida por otr/press, avanzaron que el próximo jueves el mandatario se dirigirá a la nación para, entre otros asuntos, confirmar la reducción del periodo de combate de quince a doce meses.