Actualizado 31/03/2017 08:52

Los testimonios y estados de las víctimas del pederasta de Ciudad Lineal son congruentes con las agresiones sexuales

MADRID, 25 Nov. (OTR/ PRESS) -

Los testimonios y estados físicos y psíquicos de las víctimas del supuesto pederasta de Ciudad Lineal son congruentes y compatibles con haber sufrido episodios de agresión sexual, descartando fabulación o inducción externa en todos los casos, han concluido las psicólogas forenses encargadas de realizar las exploraciones a las pequeñas y de escribir los informes que hoy han leído ante la juez.

Las profesionales también han aseverado, durante la sesión del juicio que se celebra en la Audiencia Provincial de Madrid, que el 'modus operandi' utilizado por el presunto agresor para abordar y conocer a las víctimas era similar en todos los casos. Consistía, fundamentalmente, en llamarlas por su nombre, decirles que era amigo de sus padres y llevarlas en coche con el engaño de prometerlas darlas algo.

En primer lugar, las psicólogas han hablado de la testigo protegida número 2, el caso del 24 de septiembre de 2013. Las profesionales han afirmado que no dieron muchos datos porque cuando en el momento de la exploraron tenía ya 7 años, pero que dio daños contextuales como que le tocó el pelo o que la abordó cuando estaba en un parque con amigos.

"Reflejaba también interacciones. Por ejemplo, la niña recordaba que le dijo que conocía a su madre, que luego le llevó al coche, que le dijo que se quitara la ropa. También que se pusiera encima de él, que se quitara la ropa y se volviera a poner a su lado", han descrito.

Las declarantes han aseverado que la menor tenía una "conducta evitativa" respecto a la agresión sexual en sí y sobre otros hechos, una "reacción defensiva congruente desde el punto de vista psicológico".

Como conclusión, han determinado que aunque no pueden emitir un informe de credibilidad del testimonio completo, sí aporta datos relevantes en cuanto a los presuntos hechos. "No hay muchas inconsistencias, sino que olvida algunos detalles, que es lo normal en este caso. Pero los recuerdos que tiene no los podría inventar", ha resumido.

Respecto a la sintomatología de la menor, han detallado que en el momento del examen la niña tenía estrés, inquietud, miedo, estado de ánimo negativo, negativa a bajar a la calle y querer jugar.

TESTIGO PROTEGIDO 3

A continuación el juicio trató el informe psicológico de la testigo número 3, el caso ocurrido*10 de abril*de 2014, el abuso cometido a una niña de 9 años que el acusado supuestamente abordó cerca de una tienda de chucherías. A pesar de un realizar una exploración completa de la menor para evitar una victimización secundaria, la información que recabaron de la pequeña fue "ilustrativa de cómo aflora y eclosiona el presunto hecho abusivo".

"Hay elementos que nos permite inferir que sufrió una experiencia abusiva, ya que sitúa en tiempo y en el espacio los hechos, se acuerda que estaba comprando chuches, que el investigado sabe su nombre, que le llevó a su coche y le sentó detrás. Además, describe su 'modus operandi': cómo la convenció para que la acompañaría, cómo le dijo que conocía a su madre, que era amigo suyo, que quería que probara una ropa y que le dio unas pastillas", ha concretado.

Las psicólogas han puntualizado que con estos datos son "muy difícil" de inventar por parte de un niño porque "escapa a su capacidad fabulatoria". Y han dado más detalles de lo que les contó la menor.

"Aporta detalles superfluos, que son los que no se suelen inventar. Es un testimonio rico en detalles. Además, el informe reseña que no es una niña sugestionable. No cede a la dirección de las preguntas que se les formula, algo muy relevante en términos forenses", han añadido.

Por todo ello, las profesionales concluyen que hay "indicadores físicos compatibles con el abuso", a pesar de que los detalles más sexuales los obvia porque son los que conllevan más coste emocional.

Por otro lado, han detectado que tras los hechos la menor tiene sentimientos de vergüenza y estigmatización. "Ha dicho a su madre que no le gusta que le miren ni que sepan que es la niña 'de lo que pasó'. Se siente señalada, estigmatizada. Ha tenido noche malas porque en la tele hablaban de ella. Esto es muy compatible desde el punto de vista psicológica con que haya pasado estos hechos", ha esgrimido.

La niña también padece un sentimiento de vulnerabilidad, una impresión de que le vuelva a pasar. También un sentimiento de culpa porque trata de justificar por qué accedió a lo que pidió el pederasta. "La madre ha comentado que su hija le dijo que accedió porque era amigo suyo, un intento de justificar lo que pasó", han señalado.

Como conclusión, las forenses determinan que el testimonio de la pequeña es "altamente congruente" con abusos sexuales y que existen además indicadores físicos compatibles con el contenido de la exploración.

TESTIGO PROTEGIDO 4

Respecto a la testigo protegida número 4, la niña china de 6 años, las psicólogas han indicado que sufrió una gran afectación congruente con el daño físico recibido, teniendo en cuenta que fue la víctima más lesionada. Según han descrito, ha pasado situaciones de gran estrés, con rechazo y miedo a cualquier figura masculina y con alteraciones del sueño (pesadillas) y en la alimentación, así como una elevación del estado de alerta y alteración emocional.

En cuanto al análisis del testimonio, la niña tiene elementos de evitación intensos, diciendo literalmente en determinados momentos que no quiere recordar. "Aporta datos contextuales que le causan menos daños, pero cuando se le pregunta por los hechos más duro, la menor no da apenas detalles. Sólo comentó en alguna ocasión que 'el señor le hizo pupa', poniendo la mano en la zona del ombligo. Se trata de una clarísima traumatización de la víctima", han manifestado.

Las profesionales concluyen, por tanto, que el estado emocional de la menor es congruente con el episodio de abuso y que sufre un trastorno de estrés postraumático, "con alteraciones cognitivas, en el estado de ánimo y de alerta que causan un gran malestar y afectación social, familiar y escolar". Como en el resto de los casos, desaconsejan nuevos interrogatorios y exploraciones para evitar revictimización.

TESTIGO NÚMERO 5

*Por último, en el caso de la testigo protegida número 5, la niña de 7 años abordaba el 22 de agosto de 2014, las forenses han precisado que en este caso sí pudieron practicarle un análisis de credibilidad, ya que su testimonio fue el más amplio y "muy relevante". "Da gran cantidad de detalles, con elementos de cualidad sensitiva, como que el coche le parecía nuevo porque estaba limpio y ordenado; que pararon a comprar en el chino; o que tenía una toalla como la de su casa", han apuntado.

Además, la niña ha concretado que su agresor "se hizo el sexy y le pidió que ella hiciera lo mismo", que "se le caía el sudor", que se tumbó encima de ella "moviéndose delante y atrás", o que le dijo que "le iba a enseñar el pene". También relató cómo intentó quitarle la ropa y ella gritó; cómo le pidió que se oliera; o cómo le pidió que se tumbara en el coche.

"La niña explicó detalles que no podría conocer su significación, como cuando dijo no entender por qué le echó agua en la espalda y le limpió 'si no estaba manchada'. Describe situaciones relacionadas, como por ejemplo que le dijera que conocía a su madre, o que el hombre le daba mucho miedo y asco. Alude también reacciones: que su sudor era feo o que le extrañaba la cara de malo que tenía. En ocasiones, corrige cuestiones espontáneas y en otras no recuerda lo que pasó", han expuesto las psicólogas.

Como conclusión, sostienen que su testimonio "cumple con todos los criterios de validad y es altamente creíble". Y que como consecuencia de lo ocurrido, la víctima sufre síntomas de trastorno adaptativo, ansiedad y ánimo depresivo, con una posible estigmatización, ya que en su colegio son conocedores de su situación. Presenta, por tanto, síntomas de trastorno por estrés postraumático, pero no todos.