Actualizado 10/12/2008 01:00

Agustín Jiménez.- El Estado contraataca

MADRID 10 Dic. (OTR/PRESS) -

Los patronos de General Motors, Ford y Chrysler han protagonizado una gran bajada de pantalones. Aparcaron sus diferencias de limusinas y compartieron coche camino del congreso americano en una película que simboliza lo que se avecina. El coche era un híbrido ecologista. Los de la industria automovilística obtenían hasta un 70% de sus beneficios de la venta de camionetas y todoterrenos contaminantes. En el congreso los tres representantes del beneficio empresarial pidieron a gritos que el estado los salvara.

Porque el estado se ha puesto a salvarnos (empezando por las empresas que le hacían competencia). En las últimas semanas, muchos estados se han convertido en los mayores accionistas de sus países respectivos. Solo Angela Merkel mantiene que es un disparate esa competencia entre gobiernos por ver quién pone más millones en los bancos. Un troskista francés ha presentado la idea de crear un organismo de crédito público controlado por los consumidores. Pero ¿qué iban a hacer los bandos, privados del monopolio del tráfico de dinero? En España, casi la mitad de los créditos a la construcción - precisa "The Economist" - la reciben los empresarios, no los consumidores. Al troskista en cuestión (Besancenot, muy popular) y a su entorno, incluida la madre de su novia, la policía los ha fichado y hostigado durante meses. Si tuviéramos imaginación, aprovecharíamos para algo el arrechucho del capitalismo financiero. En la práctica, hemos vuelto al intervencionismo keynesiano o, peor aun, al siglo de Colbert, el de Luis XIV (y quizá Sarkozy). Cabe releer al inagotable Dumas: los fastos de Fouquet, las maniobras de Colbert... Tan confuso está el patio que el dúo McCain-Palin acusaba de socialista a Obama, que de momento es solo un conservador inteligente. Preguntado por su propia afiliación, el presidente francés ha admitido que a lo mejor es socialista.

Puede que sea pura coincidencia, pero la recrudescencia del estado es paralela a un momento de ataques raros a las libertades. En la Inglaterra de Gordon Brown, donde casi hay tantas cámaras de vigilancia como ciudadanos, 20 policías han ha entrado a saco por razones confusas en el despacho de un portavoz conservador a quien han detenido durante un buen rato. En Francia, no pasa semana sin que el matrimonio Sarkozy se querelle contra alguien por difamación o atentado al honor. En España, se amontonan los requerimientos prejudiciales a cuenta de la familia real, que no solo debe ser querida sino tambien temida. En Letonia, país recientemente democratizado con una rica memoria soviética, el gobierno ha fijado aun más claramente la conexión entre el estado y el dinero. A un profesor universitario lo han encerrado por dudar de la estabilidad del lat, la moneda nacional. También en Letonia, han procesado a un cantante que, en un concierto, animó al público a retirar dinero de los bancos. Letonia está ahí al lado.

Agustín Jiménez.

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