Publicado 09/12/2025 08:02

Antonio Casado.- ¿Cuándo se jodió el PSOE?

MADRID (OTR/PRESS)

Sánchez tiene un grave problema de credibilidad al frente a un Gobierno que funciona como un coche sin gasolina apedreado por el adversario. Pero pretende empaparnos en una falsa sensación de normalidad, donde el braceo por seguir en el poder se mezcla con recurrentes afirmaciones sobre la buena marcha de la economía y su programa social.

Ya nada es normal en el renqueante funcionamiento de un régimen personalista que, a mi juicio, está en fase terminal. Con Sánchez en la Moncloa y el sanchismo en la cárcel, solo queda esperar que se abra paso el sentido común. O sea, la convocatoria de elecciones que ponga fin al desbarajuste y la desvergüenza del régimen alumbrado en una moción de censura hace más de siete años.

El deterioro ha sido progresivo. Me baso en la existencia verificada de dos pesados lastres en la mochila del todavía presidente del Gobierno. Uno es la debilidad parlamentaria, en fase crítica tras la ruptura del sindicato de socorristas y la espantada de Junts. El otro es la corrupción de cercanías, ya judicializada. Ahora se suma el volquete de escándalos en una organización machista que no reacciona a tiempo ante puteros y acosadores, también de cercanías, como la corrupción.

Viene a cuento el molde de Vargas Llosa para hacerse la pregunta del millón: ¿Cuándo se jodió el PSOE? Hagan apuestas. Servidor se remonta al último congreso federal, celebrado en Sevilla (29 noviembre-1diciembre 2024). Marca el salto desde el PSOE de toda la vida al confiscado por el personalismo de Sánchez y su sed de poder.

Por aquel entonces el histórico dirigente, Felipe González, declaraba no sentirse representado en este nuevo PSOE. Sánchez le reprochó no ponerse al lado de su secretario general, igual que él hará cuando no sea presidente. En ese cruce de mutuos reproches están los elementos de la cuesta abajo del sanchismo.

La secuencia amarga continuó en el marco del Comité Federal celebrado medio año después (5 julio 2025), donde otro dirigente socialista, cercano a las tesis de González, pero aún con mando en plaza orgánico e institucional, Emiliano García Page, reclamó una cuestión de confianza en el Parlamento o, en su caso, la convocatoria inmediata de elecciones generales.

No se conformó con apelar a las urnas. También dijo que alguno de los asistentes a la reunión (Cerdán acababa de dimitir como secretario de Organización) podía acabar en la cárcel en cualquier momento. Le cayeron los siete males. El ministro Puente lo llamó "hipócrita". El ministro Torres lo señaló como cercano al PP. Pero su admonición no tardó en confirmarse. Como la de otro "barón", Javier Lambán (Rip), cuando aseguró que el Comité Federal se había cerrado en falso. Y ahí estamos.

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