Actualizado 23/10/2010 14:01

Charo Zarzalejos.- El estreno.

MADRID 23 Oct. (OTR/PRESS) -

Ayer se estrenó Alfredo Perez Rubalcaba como nuevo portavoz del Gobierno. No había más que verle para comprobar el oficio que tiene sobre sus espaldas. Como pez en el agua repartía juego, sonreía y hacía alguna que otra gracieta. Nada nuevo. Rubalcaba es mucho Rubalcaba y se irá comprobando, para quienes no le conozcan, con el paso del tiempo. Ha sido sentarse y dar titular: "aquí hay un Presidente y quince portavoces". Nada menos.

En el acto de estreno Rubalcaba dijo que no van a consentir que ETA rehaga su cantera y que la izquierda abertzale o convence a ETA o deja a ETA. Y además desmintió al portavoz nacionalista, Josu Erkoreka, al desmentir de manera tajante que hubiera contactos con Batasuna. "Está todo cerrado". Su presencia ante los medios fue más breve de las que tenía María Teresa Fernández de la Vega. Centró el terreno de juego del Gobierno al señalar la recuperación económica y el empleo como objetivos prioritarios.

Pero además de todo esto Rubalcaba anunció un nuevo estilo. Nuevo, pero muy suyo, al anunciar que los ministros tendrán encuentros semanales en la Moncloa con los medios de comunicación, que todos van a hablar de todo y que Ramón Jáuregui va a ser su alter ego en el funcionamiento del Gobierno. Rubalcaba ha decidido poner las pilas a un Ejecutivo que debe acabar con la imagen de deslavazado y descoordinado que daba el anterior equipo. Y lo que es seguro es que la disciplina va a funcionar, porque si algo tiene Rubalcaba es el reconocimiento general de su inteligencia política, de su instinto de poder.

Verle en la mesa de Moncloa es retrotraer la memoria. Los que ya le vimos en anteriores Gobiernos tenemos la sensación de salto en el tiempo pero para atrás y lo cierto es que siempre fue eficaz. Ocurre que no tiene poderes extraños. En su momento no pudo evitar la derrota de Felipe González y tampoco ahora su muy activa presencia es garantía de triunfo, pero si vale para remontar el alicaído animo socialista y, sobre todo, para preservar al Presidente. Es el mejor cortafuego que ha podido encontrar. Con Rubalcaba y Jáuregui, Rodríguez Zapatero va a poder recuperar parte del sosiego perdido. Son un tándem potente que cubren las necesidades acuciantes. Rubalcaba, diseñar la política de comunicación y ordenar la acción del Gobierno y Jáuregui, mantener lubricadas las relaciones con el PNV y, cuando llegue el momento, que llegará, con el catalán Artur Mas. Rubalcaba va a poner cabeza y Jáuregui, para entendernos, pasión.

Solo desde la ceguera se puede negar que el actual Gobierno tiene más peso político, es seguro que tendrá más presencia y que su funcionamiento se percibirá como un equipo más organizado. Pero tienen razón todos aquellos que insisten en la importancia de los hechos y en estos momentos no caben más hechos que los ciudadanos perciban que la situación económica se alivia y que las esperanzas de encontrar empleo no son quimeras. De todos modos, el Partido Popular no puede pensar que aquí no ha ocurrido nada y quizás tenga que reflexionar si puede estar sin moverse de aquí al 2012.

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