MADRID 23 May. (OTR/PRESS) -
La política se complace en las paradojas. Mientras el PSOE. tal y como hemos visto en las tres últimas elecciones -Galicia, País Vasco y Cataluña-, ha ido fagocitando los votos de Sumar y de Podemos, partidos situados a su izquierda, el Partido Popular -salvo en el caso de Galicia- no ha conseguido arrebatar votantes a Vox ,la formación que se ubica en el extremo del espectro de la derecha.
En esa dificultad con la que tropieza el PP para atraer votantes situados a su derecha estriba una de las bazas con las que cuenta Pedro Sánchez para afrontar las elecciones al Parlamento Europeo.
Comicios en los que en el PSOE parece que han asumido que de nuevo serán superados por el PP -como ya ocurrió el 23 J- pero mejorando el resultado, situación que extrapolada al tablero nacional le permitiría a Sánchez fantasear con la repetición de sus pactos con los partidos minoritarios -desde Sumar a ERC, Bildu, Junts, el PNV o Compromís- que le han venido sosteniendo en lo que va de legislatura.
Por paradójico que pueda parecer, la clave de la continuidad de Sánchez en La Moncloa tiene mucho que ver con Vox. El 12-13% de votos que consigue este partido frena las posibilidades de crecimiento del PP. Estancamiento que no sufre el PSOE, quien tiene a su izquierda una gavilla de partidos en descomposición: los quince que forman Sumar y el paulatino retroceso de Izquierda Unida. Sánchez pesca en esas aguas a las que agita con el fantasma de la extrema derecha invitando al voto útil. En el mitin del pasado fin de semana de Vox -que contó entre otros con la presencia del polémico Javier Milei, presidente de Argentina, y mensajes de apoyo de la primera ministra de Italia, Georgia Meloni, y el premier húngaro, Viktor Orbán,- le dio a Pedro Sánchez pie para alertar sobre la "internacional de extrema derecha" como gran amenaza para la democracia.
Faltan tres semanas para las elecciones al Parlamento Europeo y en La Moncloa confían en que ese mensaje de miedo se transforme en votos para el PSOE. La conclusión es que la presencia de Vox en la escena política española que es legítima, sin duda, por lo que tiene de tapón para el Partido Popular, a la postre, favorece a Pedro Sánchez. Hasta el punto de que paradójicamente se ha convertido en su mejor aliado.