Publicado 20/04/2022 08:01

Fernando Jáuregui.- Adiós, querida, maldita, compañera

MADRID 20 Abr. (OTR/PRESS) -

Has sido mi compañera obligada durante casi dos años. Te llevé conmigo a todas partes, te interponías en mis conversaciones con los amigos. A veces casi ni me dejabas respirar, de puro exigente. Eras molesta como un grano. Me decían que me acabaría acostumbrando a ti: nunca fue así. No me gustan las imposiciones, y eso eras tú: una imposición. Te puede salvar la vida, me decían. Otros aseguraban lo contrario: eras una inutilidad, una carga molesta, como una amante a la que ya no queremos y de la que no sabemos cómo desembarazarnos sin causarle daño.

Ahora me dicen que ya te puedo abandonar sin pena y sin riesgo. No lo sé: no acabo de verme en el espejo con la boca sonriente o triste, porque la tristeza o la alegría está más en la boca que en los ojos. Ahora pienso que quizá eras una mordaza que controlaba nuestros gestos, que velaba una parte de nosotros y que quizá nos incitaba a la cautela con nuestras palabras. Hablar teniéndote a ti no era lo mismo que hacerlo en tu ausencia.

Ignoro qué será de nuestras vidas sin ti. Dos años de convivencia es mucho tiempo como para ahora, hala, tirarte a la basura. Los hombres y las mujeres somos animales de costumbres y ya estábamos hechos a esa disciplina que consistía en velar la mitad de nuestros rostro; nuestros hijos y nietos más pequeños quizá creyeron que formabas parte de nuestra anatomía, y ahora se sorprenderán al ver nuestras caras impúdicamente desnudas.

Yo, por si acaso, querida, maldita, compañera, te voy a permitir acompañarme un trecho más. No sé si servirás para protegerme --¿por qué hasta ahora sí y desde ahora no?--, pero seguro que sí me serás útil para seguir parapetándome. Que nadie te utilice como pretexto para decir que la normalidad ha regresado a nuestras vidas, porque, contigo o sin ti, nuestros males no tienen remedio.

fjauregui@educa2020.es

Contenido patrocinado

Foto del autor

Charo Zarzalejos

Cuando la realidad atropella

Foto del autor

Fernando Jáuregui

Por qué esta Constitución ya no nos sirve (del todo)

Foto del autor

Luis Del Val

Uñas pintadas como obligación

Foto del autor

Julia Navarro

El perdón