Actualizado 06/10/2010 14:00

José Cavero.- Con o contra Zapatero.

MADRID 6 Oct. (OTR/PRESS) -

Las elecciones primarias madrileñas han servido para que vuelva a replantearse la idoneidad de Zapatero para llevar, o seguir llevando el timón en las actuales circunstancias. Una vez más, sus muchos enemigos, algunos implacables, han vuelto a reclamar su destitución o dimisión, o la empiezan a adivinar inminente o inevitable. En realidad, hay un grupo de enemigos acérrimos perfectamente aburridos de los pronto siete años que cumplirá Zapatero en la jefatura del Gobierno y los más de diez que lleva al frente del PSOE, y que quisieran que esa "anomalía" se rectificara cuanto antes. Y que utilizan cualquier excusa o pretexto para alentar esas expectativas personales que no terminan de llegar: una y otra vez, Zapatero supera las pruebas: leyes, presupuestos, votaciones, interpretaciones interesadas...

En esta ocasión, se han empleado contra el presidente-secretario general los datos de la victoria de Tomás Gómez, por más que el propio interesado haya proclamado repetidamente su lealtad al líder. Pero cualquier atisbo de crítica se ve aireada y agrandada, como las que en su momento pudieron hacer Solbes, Jordi Sevilla, Solchaga... Ahora se repiten manifestaciones de Peces Barba, Marín o Bono, discrepantes con el hecho de que Zapatero hubiera participado con "su candidata" en las primarias. Por el contrario, también hemos presenciado la "llamada a rebato" para arropar y defender al líder. Esto es lo que ocurrió ayer en el aparato federal del PSOE, en el que hubo una suerte de conjura para "proteger" a José Luis Rodríguez Zapatero, tras la derrota de Trinidad Jiménez, a la que había apoyado e impulsado, frente a Tomás Gómez.

La interpretación general de que Zapatero ha recibido un revolcón por parte del 51 por ciento de los militantes de Madrid, que no le siguieron en su apuesta de Jiménez frente a Gómez, provocó un debate en la Comisión Permanente del PSOE, a la que no asiste Zapatero, y que abrió el vicesecretario general del PSOE, José Blanco. Pajín enfatizó que el respaldo en las elecciones al líder del PSM es absoluto. Fue el propio Blanco, según asistentes a la reunión, quien señaló la necesidad de defender al máximo líder del PSOE de los ataques que ya recibe o recibirá. La mayoría le dio la razón y, en efecto, hubo una cascada de intervenciones en el mismo sentido. Antes, el ministro de Fomento, explicó qué razones le habían llevado a apoyar la candidatura de Trinidad Jiménez. Nada distinto de lo que han expresado quienes, desde el primer momento, apostaron por la ministra de Sanidad frente a Gómez: las encuestas indicaban que Trinidad Jiménez era "una opción real de gobierno" frente al PP, y que no había nada en contra de Gómez.

Pero la defensa de Zapatero derivó en otras intervenciones en las que se apuntaron fórmulas para ayudar con eficacia al presidente del Gobierno. La defensa más significativa según ha relatado El País, corrió a cargo de Jesús Caldera, responsable de la Fundación Ideas y del área de Formación de la ejecutiva federal. "La mejor manera de defender a Zapatero es que Tomás Gómez obtenga un buen resultado electoral", aseguran que dijo Caldera. Y para contribuir al buen resultado todo el partido le debe apoyar. Esta traducción de miembros de la Ejecutiva respecto a la intervención de Caldera incluye que el ex ministro de Trabajo "sin decirlo, quería indicar que no se le debían hacer faenas". No parece que esté en el ánimo de nadie, de momento, poner zancadillas al líder de los socialistas madrileños ya que el propio Blanco asintió ante la intervención de Caldera. A su vez, Leire Pajín señaló que el apoyo a Gómez para que "gane las elecciones al PP", es absoluto. La secretaria de Organización defendió tanto el apoyo al líder del PSM como el rechazo a que Zapatero haya quedado desautorizado.

Pero algunos de los desencuentros que se han producido dentro de la Ejecutiva Federal entre quienes apoyaban a Gómez o a Jiménez, todavía asomaron ayer. Ha merecido atención la intervención de José Andrés Torres Mora, que apoyó a Gómez, aunque su cercanía a Zapatero se mantiene intacta, quien se centró en rechazar que el PSOE "se deje evaluar por criterios de la derecha aunque los esgrima la izquierda". Matizó que Zapatero no dio una orden, sino que emitió una opinión respecto a quien creía que era la mejor opción. "Nuestra forma de entender el liderazgo no es de ordeno y mando, por lo que muchos militantes de Madrid al votar a Tomás Gómez no han querido desautorizar a Zapatero". Esta interpretación de Torres Mora se unió a la defensa y alabanza de los dos candidatos, en lo que coincidieron dirigentes y ministros del Gobierno; orgullosos de "la gran campaña" de Jiménez y Gómez. Pero lo primero era defender públicamente a Zapatero y proclamar que su liderazgo sigue intacto, y así lo hicieron los ministros de Industria, Miguel Sebastián; de Igualdad, Bibiana Aído; el portavoz parlamentario, José Antonio Alonso; los presidentes del Congreso y del Senado, José Bono y Javier Rojo, entre otros muchos. El único ministro que no quiso hablar del tema fue el de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba... Como una piña, definió Pajín la situación.

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