MADRID 16 Jul. (OTR/PRESS) -
Finalmente, el partido ha rechazado a quien se había planteado como candidato a la presidencia del gobierno asturiano, Alvarez Cascos, dejando al descubierto que no tanto supondría una aportación, sino una razón para los choques entre militantes. Cascos aparece como hombre no grato y personaje de discordia... En realidad, vienen a confirmarse las sospechas y recelos de la dirección del partido, que no terminaba de decidirse, posiblemente porque tenía la información de que Cascos podía resultar personaje conflictivo. Finalmente, los dirigentes nacionales Javier Arenas y Ana Mato incidieron en que "no hay ninguna propuesta oficial" del PP asturiano, y por tanto en Madrid no tienen "opinión". La dirección del PP asturiano y de las cuatro grandes juntas locales (Oviedo, Gijón, Avilés y Mieres, que suman el 75 por ciento de militantes), y su organización juvenil regional, Nuevas Generaciones, se mostraron este miércoles contrarios a que el ex vicepresidente del Gobierno y ex secretario general del PP Francisco Álvarez-Cascos encabece la candidatura al Gobierno autónomo en las elecciones de 2011. En un duro comunicado, el grueso de la estructura de poder del PP asturiano acusa a Cascos y a sus afines de "dividir al PP de Asturias" y de "perjudicar su imagen". Reclaman un candidato "que sume, no que reste", que "respete los estatutos" del partido y los resultados de sus congresos "y no al contrario". Y ponen en duda, además, que goce de aceptación entre el electorado. Una vez divulgada esta ácida nota, los sectores afines a Cascos la tacharon de "disparate" y exigieron saber cómo se aprobó, puesto que, en su opinión, no representa el sentir de los afiliados ni el de muchos ciudadanos y fue hecha de forma "clandestina".
Ante la operación con la que, desde hace un año, personas cercanas a Cascos tratan de abrirle camino en su intento de volver a la política activa, la cúpula regional denuncia intrigas contra el poder legítimo en el PP asturiano. "La hipotética candidatura está sirviendo exclusivamente para intentar dividir al PP de Asturias, otra vez con riesgo de ruptura interna", señala, en referencia a la escisión de 1997-98 por el enfrentamiento de Cascos y el entonces presidente asturiano, Sergio Marqués (PP). Y añade: "La responsabilidad de Cascos en este asunto existe porque su medida actitud ampara y promueve esa intriga". La candidatura contaba con generar una "marea creciente" de respaldo ciudadano. Es evidente que no lo ha logrado. En su lugar, contó con notas de apoyo de juntas locales y ex ediles de Gijón. La dirección regional, al igual que la nacional, sortearon la cuestión con poco entusiasmo, remitiéndose a los procedimientos de designación oficiales y a la espera de que el propio Cascos formalizase sus intenciones. Este, por su parte, dejó claro que sólo daría ese paso si su partido se lo pedía, pero alguno de sus colaboradores trató de forzar la situación dando por buena y por aprobada la candidatura. Pero la cúpula regional manifestó desde el principio que, de volver, Cascos debería aceptar los equilibrios internos.
Sobre el ex vicepresidente pesan como una losa la fractura de 1997 -justo tras lograr el primer (y único Gobierno) en 27 años de autonomía- y sus encontronazos con el presidente regional (Ovidio Sánchez), el alcalde y presidente del PP de Oviedo (Gabino de Lorenzo) y la presidenta local de Gijón y senadora Pilar Fernández Pardo. Sánchez trasladó hace escasas semanas a la dirección nacional, a título personal, la petición de que Cascos fuese candidato, pero fuentes del partido confirmaron ayer el respaldo de la dirección regional a la nota emitida por los responsables de las cuatro juntas locales del PP asturiano. El comunicado le reprocha que no se postulara de forma clara: "Había que pedírselo", y cuando se hizo no fue suficiente y hubo "que ir a buscarle a casa", "despreciando a quienes le dieron su apoyo". Y añade: "Con su impulso, un grupo de amigos de Cascos, que en el PP apenas se representan a sí mismos, se han envalentonado y han iniciado una dinámica de autohomenajes que tanto nos recuerda al proceso que acabó con la ruptura del PP de Asturias hace 12 años, de la que todavía están cicatrizando las heridas".
Definitivamente, el "general secretario" no halla camino para su vuelta a la política activa, y es probable que deba seguir haciendo negocios en sus empresas.