MADRID 22 May. (OTR/PRESS) -
El debate está servido. En los últimos días dos acontecimientos distintos han puesto de relieve la cantidad de "basura" que circula por la RED: amenazas, incitación al odio, expresiones xenófobas y antijudias, insultos, injurias, calumnias....
Twitter suele ser el medio favorito para lanzar esa basura, aunque no solo. Lo cierto es que a raíz del asesinato de Isabel Carrasco, la presidenta de la Diputación de León, los usuarios de la Red pudieron leer en twitter un sinfín de expresiones vejatorias sobre la figura de Carrasco, pero sobre todo comentarios en los que se animaba a perpetrar actos de violencia contra los políticos. Y a este hecho hay que añadir otro igualmente grave. El triunfo del equipo de baloncesto Maccabi de Tel Aviv sobre el Madrid, también llenó la red de repugnantes comentarios xenófobos en los que se reivindicaba a Hitler y las cámaras de gas.
Las Comunidades Israelitas de España más algunas asociaciones contra el racismo han presentado una denuncia ante la Fiscalía. Además en los últimos días se ha procedido a la detención de algunos. La cuestión es ¿se puede y se debe perseguir estas manifestaciones violentas y xenófobas o en nombre de la libertad de expresión se deben permitir?
La respuesta no es fácil porque se trata de limitar una libertad que es consustancial a la democracia: la libertad de expresión. Pero por otra parte hay que preguntarse si lo que es delito en la vida real, es decir fuera de la Red, no debe de serlo también en Internet. Hay distintas opiniones al respecto. Por lo pronto desde la Fiscalía se mantiene una posición de prudencia porque no creen que se pueda actuar de manera general si no que hay que analizar caso por caso. Sin duda es una actitud prudente porque siempre es preocupante que un Gobierno saque las tijeras para recortar libertades pero tampoco se puede permanecer impasibles a que la Red se convierta en un espacio de impunidad y que lo que es delito en la vida real no lo sea en la vida virtual.
Quizá ha llegado el momento de que los juristas debatan sobre el problema que supone que en la RED se pueda calumniar, injuriar, amenazar, o hacer comentarios xenófobos sin que pase nada. Hay una cierta indefensión para los que son objeto del odio o de los ataques calumniosos que se producen en las redes sociales. De manera que el problema no es ni mucho menos menor, pero eso sí el debate hay que abordarlo con serenidad y acaso el resultado no debería de ser otro que el de aplicar las mismas leyes que se aplican en la vida real a la vida virtual. Pero los juristas y los políticos son los que tienen la palabra, lo que es evidente es que el debate está servido.