Adiós, Robin Williams, padre de Zelda

Robin Williams en Flubber
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MADRID, 12 Ago. (Carlos Hergueta/Portaltic) -

   Siempre será para todos Alan Parrish, el niño que entró en Jumanji, el Peter Pan que creció o la señora Doubtfire. Para mí Robin Williams, que falleció ayer aparentemente por suicidio, será también el oscarizado y admirado actor de Hollywood que hace 25 años llamó a su hija Zelda, como la princesa de uno de mis videojuegos favoritos.

   Los videojuegos siempre han estado ciertamente estigmatizados. Durante años, la sociedad se empeñó en relacionarlos con sucesos escabrosos y atribuirles valores negativos. Por no hablar de que sigue siendo una afición (más allá de una expresión cultural) que un enorme porcentaje de la sociedad sigue considerando "algo para niños".

   Consecuentemente, los aficionados a los videojuegos, especialmente al entrar en la edad adulta, hemos sido estigmatizados por ello. Tradicionalmente, hemos sido unos "frikis". No eran los videojuegos un tema que uno sacase en el entorno laboral, cuando intentaba ligarse a una chica o, incluso, con amigos, a menos que estos también fuesen aficionados a los videojuegos (que no ha sido normalmente mi caso).

   Afortunadamente eso está cambiando y es, en una pequeña parte, gracias a actitudes como la de Williams.

   Como los videojuegos de Nintendo, Barrio Sésamo o la peonza, Robin Williams marcó mi infancia. Años después de ver muchas de sus películas me enteré de que este actor al que tanto admiraba había llamado a su hija Zelda en honor al popular videojuego de Nintendo, al que en ese momento era muy aficionado en su vieja NES. 

   Años después, así explicaba el actor por qué le puso ese nombre a su hija y juntos protagonizaron varios anuncios de Zelda:

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   Como otras muchas cosas en esta vida, ese gesto me hizo pensar en la importancia de ser fiel a ti mismo, a lo que te gusta y lo que amas. Y no avergonzarte por ello.

   Ahora, si me pongo a hablar con un alto directivo de una gran compañía sobre qué tal va la vida, le cuento que estoy entusiasmado con The Last Of Us; si es menester, salgo de casa con una camiseta de Plantas contra zombis; y pongo una figura de Assassin's Creed al lado del televisor en el salón. No solo por el nombre de la hija de Robin Williams, evidentemente, pero sí por gestos como ese a lo largo de los años.

   La vida y obra de Robin Williams me han hecho reflexionar y valorar la importancia de ser yo mismo y estar orgulloso de ello, de la familia, del amor, de madurar o de tomarme los problemas con buen humor. Resulta descorazonador que esa vida que él me enseñó, en parte, a disfrutar más, haya podido con él. Bangarang, Robin.

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