Amigos del cabo expedientado por la Armada por hablar sobre un accidente en una fragata se concentrarán hoy en Ferrol

Actualizado: viernes, 30 mayo 2008 9:19

FERROL, 30 May. (EUROPA PRESS) -

Amigos del cabo primero Jorge Miguel Gago Chao, al que la Armada abrió un expediente disciplinario por sus declaraciones sobre el accidente de la fragata 'Extremadura' en diciembre 2005 en el que murieron dos marinos, convocaron para hoy en Ferrol una concentración "pacífica" y "silenciosa" de apoyo.

La concentración se celebrará a las 12.30 horas a la entrada del Arsenal Militar bajo el lema 'Concentración pacífica y silenciosa manos blancas, transparencia, claridad', para "apoyar" a Jorge Miguel Gago Chao, al que se considera "expedientado por decir la verdad sobre el accidente de la Fragata Extremadura".

La protesta coincidirá con el momento en el que el cabo deberá comparecer por el expediente disciplinario abierto por la Armada por haber hecho reclamaciones, peticiones o manifestaciones "contrarias a la disciplina o basadas en aseveraciones falsas" a través de los medios de comunicación social o con carácter colectivo. En estos casos, las sanciones que se establecen pueden suponer arresto domiciliario o hasta prisión en acuartelamiento o penal.

El cabo Gago afirmó en distintas ocasiones que el fallecimiento de sus dos compañeros Francisco Javier Pérez Castrillón y Erik Noval en diciembre de 2005 en la explosión de la caldera de la fragata se produjo por una gestión "negligente". Así, ratificaba la declaración realizada ante el Juzgado Togado Militar de A Coruña que instruye desde 2006 las diligencias previas sobre el suceso y que se encuentran en sumario abierto.

El cabo Gago Chao, con 14 años de servicio en la Armada y cinco condecoraciones, había estado destinado cuatro años en la caldera de la fragata 'Extremadura' y se encontraba de guardia el día del accidente. Aseguró que esa noche llegó a alertar "casi irrespetuosamente" y "hasta en seis ocasiones" a sus superiores de que el nivel de contaminación por cloro en las calderas había superado en diez veces los niveles permitidos y que era preciso parar su funcionamiento.

A pesar de sus advertencias, señaló que no se adoptó ninguna decisión. Insistió, por ello, en la "negligencia" con la que actuaron los altos cargos el día del accidente. Tras la explosión de las calderas, denunció que, además, sus superiores les ordenaron guardar silencio sobre lo ocurrido y que incluso desaparecieron documentos que demostraban los excesivos niveles alcanzados por la caldera.