Automovilistas y víctimas ven "preocupante" la siniestralidad vial del verano, pese al descenso, por la baja movilidad

Tráfico de vehículos en la carretera A-6 a su paso por el barrio de El Plantío (Madrid) durante este 31 de julio
Tráfico de vehículos en la carretera A-6 a su paso por el barrio de El Plantío (Madrid) durante este 31 de julio - Eduardo Parra - Europa Press - Archivo
Publicado: jueves, 3 septiembre 2020 18:15

Destacan que mientras han descendido los desplazamientos este año un 9,18%, el número de fallecidos ha bajado un 6%

MADRID, 3 Sep. (EUROPA PRESS) -

Asociaciones de automovilistas, de usuarios vulnerables de la carretera y de víctimas se muestran preocupados por los datos de siniestralidad vial de este verano, a pesar de que ha habido un descenso con respecto al año pasado y haber marcado un mínimo histórico, ya que lo atribuyen a la bajada de movilidad que se ha registrado durante los meses de julio y agosto.

"A pesar del menor número de viajes y desplazamientos, el número de accidentes y de fallecidos no se ha comportado de la misma manera. Mientras que los desplazamientos se han reducido casi en un 10% este verano, el número de fallecidos apenas se ha contenido un 6% respecto a 2019, y el número de accidentes sólo en un 4%", alerta el RACE, que considera que la pandemia ha relegado al "ostracismo político, social y de comunicación" a la seguridad vial.

Desde Automovilistas Europeos Asociados (AEA), su presidente, Mario Arnaldo, asegura que "evidentemente" ha habido una reducción de la mortalidad este verano porque ha habido menos movimientos, pero lo que le "preocupa" es que ese descenso no es proporcional al volumen de tráfico que se ha producido y, de hecho, alerta de que si el tráfico se hubiese mantenido en niveles del año pasado, incluso hubiera aumentado la siniestralidad. "Nuestro balance es negativo y preocupante", resume en declaraciones a Europa Press.

En su opinión, hay varios factores que pueden influir en la siniestralidad vial: el envejecimiento del parque automóvil; la disminución en el mantenimiento de los coches; un peor mantenimiento en la conservación de las carreteras; y, más recientemente, la situación de estrés que están viviendo los ciudadanos como consecuencia de la pandemia. "Estamos retrocediendo", avisa.

"LA OTRA PANDEMIA"

Desde la Asociación DIA de Víctimas de Accidentes, consideran los datos "preocupantes". "Si la DGT recalca que el número de personas fallecidas se ha reducido en un 6%, desde Asociación DIA consideramos que es una realidad inasumible, que cada víctima cuenta y que los accidentes de tráfico siguen siendo una triste realidad con la que no nos conformamos", señala Francisco Canes, presidente de la asociación. Además, según recalca, "teniendo en cuenta que los desplazamientos de largo recorrido se han reducido en un 9% se trata de un balance negativo".

En ello está de acuerdo Stop Accidentes, que considera que pese a que ha habido menos fallecidos este verano, siguen siendo "muchísimas personas fallecidas, teniendo en cuenta que la movilidad ha sido más reducida que otros años", según afirma su presidenta, Ana Novella.

A su juicio, la siniestralidad vial es "la otra pandemia, que la gente no ve, o no quiere ver, pero que todos los años quita la vida a más de 1.000 personas", más cuando en el 90% de los casos esas muertes son "evitables". "Tenemos que concienciarnos de lo que llevamos entre las manos, todos compartimos el tráfico, por lo que somos responsables de nuestras acciones", advierte.

En la misma línea se manifiesta el presidente de la Asociación Española de Prevención de Accidentes de Tráfico (PAT-APAT), Vicente Sánchez, que destaca que "la diferencia de porcentaje entre desplazamientos y fallecidos no es equivalente". "Estamos dedicando toda la atención a una pandemia nueva y estamos olvidando otra pandemia eterna que es mucho más peligrosa que la nueva, que no solamente mata a los que tienen problemas respiratorios, sino que mata a los más jóvenes y sanos que la mayoría de veces son los más inocentes", retrata Sánchez, que exige un Pacto de Estado "inmediato" y "más dedicación" a este "drama".

MOTORISTAS

También los motoristas valoran negativamente los datos. "Después de toda la reducción de movilidad, no vemos grandes cambios en los mal llamados números", valora la vicepresidenta de la Plataforma Motera para la Seguridad Vial (PMSV), María José Alonso, que califica las cifras de este verano de "malas". "Estamos hablando de fracaso", añade.

Según juzga, el no valorar la propia vida o la vida de los demás es la "otra pandemia olvidada", y atribuye a "todos" la "culpa" de que siga habiendo muertos en las carreteras. Por eso, insiste en la importancia de educar y formar a la sociedad en seguridad vial.

Por su parte, el presidente de Mutua Motera, Juan Manuel Reyes, que en términos cuantitativos considera "positivo" que este verano haya habido una reducción de la siniestralidad, destaca que la reducción en la movilidad no se ha visto reflejada en los datos.

"Esta reducción motivada por la pandemia y por las restricciones que ello supone y por la crisis económica monumental a raíz de la pandemia, está enmascarando los resultados de siniestralidad, es decir, hay menos desplazamientos, menos exposición al riesgo y por tanto menos siniestralidad, pero lo normal es que cuando haya menos exposición al riesgo haya menos accidentes", explica, no sin advertir de que no se debería "caer en la tentación" de pensar que se está haciendo bien, ya que recuerda que lo mismo sucedió con la crisis de 2008, que una vez iniciada la recuperación económica volvió a aumentar la siniestralidad.

CICLISTAS Y PEATONES

Desde la Coordinadora en Defensa de la Bici (CONBICI) afirman que "queda clara la relación entre el volumen de la movilidad en coche y la siniestralidad". Sin embargo, según indica la coordinadora general, la DGT y el Ministerio del Interior "no están preparadas" para reducir la siniestralidad, ya que "siguen gestionando el tráfico y sin apostar por un cambio modal hacia el transporte público y la bicicleta".

Entre las propuestas de CONBICI, destacan: el impulso a la Estrategia Estatal de la Bicicleta y la creación de un órgano de gestión para su desarrollo; la pacificación efectiva de todos los entornos urbanos, más allá del Decreto de Medidas Urbanas; la reforma de la Ley de Tráfico y del Reglamento General de Circulación; la priorización de la seguridad a través de la movilidad activa en la Ley de Movilidad Sostenible; el desarrollo de zonas de bajas emisiones o especialmente protegidas como entornos escolares y socio-sanitarias; y el refuerzo de los transportes públicos y la intermodalidad.

Desde la Coordinadora estatal Andando también han manifestado su "preocupación", más cuando la siniestralidad vial ha aumentado únicamente en este colectivo y en el de los ciclomotores. "El peatón sigue estando cada vez más expuesto en ciudades y pueblos muy peligrosos con calles que invitan a correr y que apenas dan espacio al peatón", lamentan desde la coordinadora.

En este sentido, consideran que urge un "cambio drástico" en políticas de movilidad en las que el peatón debería ocupar en la ciudad el papel protagonista y se le tenga en cuenta en los desplazamientos entre distintas zonas urbanas, garantizando siempre su salud y seguridad. "La propia DGT descarta en su nombre al peatón, se debería llamar DGM (Dirección General de Movilidad)", critican, para pedir "valentía política" para imponer el límite de velocidad en ciudades a 30 km/h.

"Nos apena profundamente que los peatones que pierden la vida en carretera vuelvan a aumentar, más aún cuando se trata de un verano en el que los desplazamientos se reducen", señala la coordinadora técnica de Red Ciudades que Caminan, Ana Montalbán. Solo los peatones y los ciclomotores han visto incrementada la mortalidad este verano.

Montalbán considera que uno de los factores que influye en la mortalidad de este colectivo es "la falta de un espacio reservado para los medios de desplazamiento activo en vías interurbanas en ámbitos rurales, metropolitanos o próximas a zonas urbanas, muy frecuentadas por personas que caminan" y destaca la necesidad también de reducir a 30 km/h la velocidad en travesías y en determinadas carreteras que unan zonas urbanas próximas.