La empresa del locutor de la playa de Cádiz no le ha sancionado, aunque no volverá a hacer bromas al micrófono

Actualizado: jueves, 27 agosto 2009 17:08

La compañía llamó la atención al trabajador porque un servicio público "implica seriedad" y no entiende "tanto interés por el tema"

MADRID/CÁDIZ, 27 Ago. (EUROPA PRESS) -

La empresa del locutor de la playa de Cádiz, Arasti-Barca, desmintió hoy a Europa Press que le haya sancionado, si bien aclaró que no volverá a hacer bromas al micrófono porque "no debe de decirlas" ya que un servicio público "implica seriedad".

Así, un portavoz de la compañía, con sede en Burgos, indicó que no se le ha "amonestado ni sancionado" y aseguró que no se van a tomar más medidas. La compañía, dedicada a ofrecer servicios a las administraciones, habló con el empleado después de que el Ayuntamiento, al que "no le gustó" el humor del locutor, les "llamara la atención".

No obstante, el portavoz de Arasti-Barca aclaró que era la empresa la que tenía que actuar ante la "mala ejecución del servicio", ya que el trabajador depende de ellos y no del Ayuntamiento, al estar subcontratada la actividad. Por ello, después de que "una persona de dirección" (de la empresa) se reuniera con el Consistorio, "se ha hablado con él" (el empleado). Además, aclaró que "sigue trabajando".

"Se ha hecho un mundo de algo que no es cierto", afirmó, al tiempo que se sorprendió por la expectación creada en torno a la noticia. "No entendemos tanto interés por el tema", afirmó el portavoz. Por otro lado, explicó que el trabajador desempeña "un servicio público", algo que es "muy serio". El trabajador no quiere hacer declaraciones, según la empresa, "porque está cansado del tema".

De este modo, el locutor dirá en el futuro, en sus mensajes a los usuarios de la playa de La Caleta, "lo que tenga que decir", sin añadir bromas. "Dirá 'Son las seis de la tarde'", ejemplificó. Hasta ahora decía 'Son las seis de la tarde, la hora del cafelito', según el diario 'La Voz de Cádiz'.

Por su parte, el Ayuntamiento gaditano había asegurado a Europa Press que en ningún momento había amonestado a este trabajador y que la decisión de hacerlo dependió unilateralmente de la empresa burgalesa Aresti-Barca, algo que ahora la compañía desmiente.