VALENCIA, 19 Nov. (EUROPA PRESS) -
Un estudio liderado por la Universitat de València (UV) revela que la violencia de género afecta de manera "integral" a la salud de las mujeres que la sufren, tanto si ésta es física como si es psicológica. Este trabajo alerta de la importancia de la violencia psicológica y señala que no puede verse como un "problema menor" porque aunque no mata produce "grandes alternaciones" y "deterioros" en el estado de salud de las mujeres.
Así, basándose en datos de un estudio previo realizado (por medio de entrevistas y estudios de saliva) entre los años 2000 y 2002 con mujeres de la Comunitat Valenciana que habían acudido a los Centros Mujer 24 horas, este documento indica que problemas relacionados con la salud mental como la depresión, la ansiedad, el estrés, las ideas y los intentos de suicidio, y con la salud física como los dolores de cabeza la falta de fuerza, visión borrosa, dolor de estómago, cambios de peso, picores y falta de menstruación disminuían cuando las mujeres dejaban de padecer violencia, especialmente, en el caso de la física.
Asimismo, cuando la violencia disminuyó o desapareció se experimentaron mejoras en el sistema hormonal y en el sistema inmunológico de estas mujeres. La profesora titular de la Facultad de Psicología de la Universitat de València (UV) Manuela Martínez, responsable de proyectos nacionales y europeos sobre violencia de género, dio a conocer hoy estos datos durante una rueda de prensa que ofreció para dar a conocer los resultados del estudio 'Influencia de la violencia de género en la salud de las mujeres'.
La realizada para desarrollar este trabajo es una investigación "pionera", tanto en el ámbito europeo como mundial, "seria" y "muy bien hecha", según indicó el vicerrector de Investigación y Política Científica de la UV, Esteban Morcillo, al inicio de la rueda de prensa. Destacó de esta iniciativa el hecho de que "examina la salud en general" de las mujeres víctimas de violencia de género y valoró que con este tipo de iniciativas se puede, desde las investigaciones que realiza el mundo universitario, "contribuir a mejorar la calidad de vida" de los ciudadanos.
El trabajo impulsado por la Universitat de València ha contado con la colaboración de las universidades de Wisconsin, Cambridge, País Vasco y Málaga. Manuel Martínez explicó que el estudio presentado hoy y el previo hecho entre 2000 y 2002 contemplan la violencia como "un estrés para las mujeres", se basan en la experiencia de ciudadanas que "diariamente han sufrido violencia en sus casas" y estudian su salud "de forma integral".
La profesora precisó que los datos ofrecidos hoy parten del trabajo anterior, tras ver la evolución que la salud de las mujeres estudiadas previamente ha tenido en los últimos años y en muchos casos después de dejar a su agresor. Resaltó que se ha demostrado que "es posible que las mujeres recuperen su salud" cuando cesa la violencia pero alertó de que es más fácil en el caso de las víctimas de violencia física que en las que sufren la psicológica.
Apuntó que tres años después del primer estudio, en la evolución de problemas de salud mental como la depresión, la ansiedad, el estrés, las ideas de suicidio y los intentos de suicidio, se lograron "resultados optimistas", dado que estas dolencias disminuyeron en las mujeres víctimas de violencia, especialmente, en las de la física cuando dejaron al agresor porque en casos de agresiones psicológicas no se reducían tanto.
CESAR LA CONVIVENCIA
Manuel Martínez indicó que lo mismo sucedió con los problemas de salud física (dolor de cabeza, falta de fuerza, visión borrosa, dolor de estómago, cambios de peso, picores o falta de menstruación), con los relacionados con el sistema hormonal (permanecían alteradas las hormonas del estrés en casos de violencia), y con el sistema inmunológico (se estudio la aparición del virus del herpes simplex en mujeres víctimas de violencia).
Comentó que "la no convivencia con el agresor es necesaria para que cese la violencia y la mujer recupere la salud" porque "la violencia nunca cesa cuando hay convivencia con el agresor", pero subrayó que aunque no se conviva "hay alguna probabilidad" de que las mujeres sigan padeciendo violencia psicológica y que "su salud no mejore". Explicó, por ello, la prevalencia de las dolencias de salud, tanto mental como física, en las mujeres que padecen agresiones psicológicas y destacó, de este modo, que éstas "no se pueden considerar como un problema menor".
La profesora titular de Psicología aseguró que la violencia psicológica "no produce la muerte de golpe, pero sí una gran alteración y deterioro de la salud", al tiempo que estimó que las mujeres que la padecen "necesitan más ayuda porque no se considera que estén tan en peligro como a las que padecen la física". Con todo, Martínez destacó la necesidad de "diseñar planes de acción" dirigidos al cese de la violencia que estén "avalados por estudios científicos" con el fin de ver si las medidas que se adoptan son "eficaces".
Asimismo, se mostró partidaria de "ampliar" la muestra de mujeres que se analice en este tipo de trabajos, así como su procedencia y el tiempo que abarque el estudio. Apostó también por tener en cuenta en estos trabajos el entorno de cada ciudadana, hijos y otros familiares, a los que consideró también víctimas. En este punto, estimó, igualmente, necesaria la "implicación" en estas cuestiones del personal sanitario, sobre todo, el de los centros de atención primaria, al que las mujeres acuden en un primer momento para comentar sus dolencias, precisó.
Manuela Martínez señaló que "no hay un perfil" de mujer maltratada y advirtió de que cualquiera puede ser víctima de la violencia de género. Dijo que legalmente se ha dado "un paso grande" para erradicar esta lacra, pero alertó de las dificultades que muchas mujeres tienen para dejar a sus agresores, tanto por razones emocionales como económicas o por miedo. Indicó también que debería contemplarse a modo de "escudo" un "plan" para "garantizar la seguridad" de las mujeres que se deciden a denunciar estos casos porque "denunciar sin protección es complicado".