MADRID, 2 Feb. (EUROPA PRESS) -
Enseñar a dominar hasta cierto punto su propia situación, técnicas y estrategias para protegerse y motivarle para que vuelva a tener seguridad en sí mismo son algunas medidas que deben de tomar los padres de niños acosados en la escuela que se recogen en la 'Guía para padres', publicada en el número de febrero de la revista 'Hacer Familia', elaborada con la colaboración de la periodista y profesora de Instituto Alicia Gutiérrez. A su juicio, el primer paso es conseguir la confianza del hijo.
Además, esta guía propone a los padres que el menor sienta que se le escucha y se le cree, generando el "oportuno clima de confianza", con el fin de que hable con franqueza de todo lo sucedido. También ve necesario que se haga al niño partícipe en la toma de decisiones del hogar.
Por contra, recomienda a las familias no alterarse o angustiarse, menos aún en su presencia, ni sentirse culpables o pasar vergüenza. En este sentido, el estudio señala que "no es positivo" quitarle importancia al asunto delante del niño, al que considera que no se la ha de echar la culpa de lo sucedido, ni tampoco al centro escolar ni otras personas.
Para evitar situaciones de este tipo, el documento hace hincapié en "mantener calma, sangre fría" y animar al niño a que cuente todo lo que quiera sobre lo sucedido, mantener la mente abierta, hacerle preguntas al niño, reflexionar sobre lo sucedido hasta ahora y ayudarle a decidir qué hay que hacer para resolver el problema.
SUPERVISAR LUGARES DONDE PUEDA SUCEDERSE EL ACOSO
En relación a los profesores, a los que pide que no hagan oídos sordos ante esta problemática, la guía aconseja reunirse con los padres, contrastar sus relatos con otros indicios, incrementar la supervisión de los lugares donde puede producirse el acoso, controlar de cerca a la víctima, implicar a los padres de los alumnos maltratadores y contactar con la Administración educativa.
Los principales indicios para detectar si un niño es acosado son: presentar ropa deteriorada, falta de material y heridas; poner excusas para no ir a clase; llorar con facilidad sin motivo aparente, tener náuseas y vómitos por la mañana; estar nervioso e intranquilo; relatar situaciones de acoso sucedidas a "otro niño", preocuparse en exceso por su seguridad, tener ataques de rabia o hablar de quitarse en medio, entre otros.
