Un jubilado cría burros en su finca de Zamora como terapia contra la depresión

Actualizado: jueves, 10 agosto 2006 13:15

ZAMORA, 10 Ago. (EUROPA PRESS) -

Cástor Novoa es un jubilado gallego que emigró a Zamora hace años y que ahora vuelve a sus orígenes, a la naturaleza y al campo, a través de un proyecto de recuperación de burros de la raza zamorano-leonesa, que cría a decenas por afición y disfrute de su compañía en una finca en las afueras de la capital.

Esta iniciativa, a raíz de la creación de la Asociación de Asnos Zamorano Leoneses a la que se unió tiempo después de su fundación, ha permitido gracias al apoyo institucional tanto europeo como regional y provincial, pasar de una situación en la que la raza estaba prácticamente desaparecida a contar en la provincia con un centenar de hembras "muy puras" y más de una veintena de sementales.

En el caso de Cástor Novoa, la cría de estos animales ha tenido un impacto personal mucho mayor. "Esto comenzó por volver a mis orígenes como cura de salud. Tenía un negocio de maquinaria y automoción, el negocio me abandonó, cogí unas depresiones muy fuertes y viendo que la naturaleza es sabia, y mis orígenes estuvieron en el campo, probé a ver si ellos me podían curar", manifestó en declaraciones a Europa Press.

Efectivamente, ahora se muestra contento de haber tomado esta decisión porque se siente "otra persona", realizado, gracias a estos animales y al huerto que mantiene en la misma finca en la que cría cerca de 40 burros, principalmente zamoranos, aunque en su haber cuenta con ejemplares andaluces y también morunos (denominados árabes).

Se enorgullece de haber conseguido "un lote sensacional. No digo que no haya otros que los tengan tan buenos como yo, pero presumo de tener, dentro de la raza, los mejores ejemplares", aseguró.

Reconoció que las subvenciones que aportan la Junta y la Diputación son apetecibles, y que los utiliza para acarrear heno y alfalfa, pero los mantiene por "satisfacción", no por su rentabilidad. "Los animales, aparte de que me quieran y me acompañan, los utiliza para selección y reproducción, lo que no quiere decir que no me guste, el día de San Antón, salir a la procesión con mi burro, mi carro y mi perro; otro día con la cofradía vamos por los bares por la noche, entramos a cenar con el burro", añadió Cástor.

DECAÍMIENTO Y RECUPERACIÓN

Este ejemplar de burro, fue, hace décadas, muy importante para la reproducción equina. "Aquí fueron famosos los burros garañones, entre León y Zamora, que emigraron a muchos sitios para hibridarlos y sacar mulas. Tuvieron mucho aceptación y fueron muy valorados; esto decayó y ahora últimamente en Zamora volvemos a tener más de cien burras muy puras y otros veinte o treinta sementales y ya estamos sacando unas cien crías todos los años", explicó el criador.

Sin el apoyo institucional sería imposible, añadió Castor, quien resaltó el papel que la Asociación ha tenido en esta labor de recuperación para llegar a la fase de consolidación total en la que actualmente se encuentra la raza.

El coste diario de mantenimiento de una cabeza de ganado es de unos 60 céntimos en comida y cada ejemplar puede alcanzar un valor económico de entre 1.500 y 2.000 euros para las hembras y de unos 600 euros los machos, "pero la venta es muy restringida".

En la actualidad, además de la zamorana-leonesa, la andaluza está prácticamente consolidada, así como la catalana, según Cástor, quien añadió que en Galicia, País Vasco y Baleares se están intentando consolidar su raza particular de burros.