Obispos del Sínodo advierten de que acoger a homosexuales en la Iglesia no es validar su forma de vida

Actualizado: jueves, 2 julio 2015 12:53

ROMA, 16 Oct. (EUROPA PRESS) -

Los padres sinodales, reunidos en diez grupos --dos de habla francesa, otros dos de habla hispana, tres de habla inglesa y otros tres de habla italiana-- han publicado una síntesis de las enmiendas al documento de trabajo presentado este lunes en las que aclaran que al acoger a las personas homosexuales no están validando su forma de vida y en las que proponen que "en situaciones concretas" los divorciados vueltos a casar puedan participar de los sacramentos.

Este texto servirá como base para el documento final, la Relatio Synodi, que se presentará este sábado al Papa Francisco, y con la que a su vez trabajarán en el Sínodo que se celebrará en 2015.

El grupo moderado por el cardenal español Lluis Martínez Sistach considera que en el borrador presentado este lunes faltó "una mayor claridad sobre el tema de la homosexualidad", así como énfasis en temas como el aborto o las decisiones en conciencia de los esposos.

"Consideramos que faltaron en el mismo (Relatio Post Disceptationem) énfasis sobre temas importantes como el aborto, los atentados contra la vida, el amplio fenómeno de la adopción , las decisiones en conciencia de los esposos, así como una mayor claridad sobre el tema de la homosexualidad", precisan en el texto, para añadir que del Sínodo esperan "luz y orientaciones sobre las nuevas situaciones matrimoniales".

Además, añaden que el documento de trabajo no hablaba lo suficiente sobre el mensaje positivo del Evangelio de la familia porque se centraba en reflejar las preocupaciones de los obispos sobre las "sombras" que se ciernen sobre la familia en la actualidad. En todo caso, admiten que es "indispensable" insistir en los elementos doctrinales básicos para evitar "parcialismos o magisterios paralelos".

Por su parte, el grupo moderado por el mexicano Francisco Robles Ortega, propone sustituir el texto referido a las personas homosexuales para referirse a ellas como "personas con tendencias homosexuales" para que no se entienda "el homosexualismo" como si fuese parte de su ser ontológico.

En este sentido, proponen una nueva redacción: "La sexualidad que nos hace existir como humanidad en lo masculino y lo femenino, es un valor irrenunciable en la antropología (...). Las personas con tendencias homosexuales también necesitan de acogida y acompañamiento que les ayude a crecer en la fe y a conocer el plan de Dios para ellos".

RESPETO Y COMPASIÓN

Mientras, en los grupos de lengua francesa, concretamente, en el moderado por el cardenal Robert Sarah, los padres sinodales han defendido que es "claro" que la Iglesia de Cristo "siempre ha querido acoger a las personas que llaman a su puerta con respeto, compasión y reconociendo su dignidad", pero han precisado que "acompañar pastoralmente a una persona no significa validar una forma de sexualidad o de vida".

En la misma línea, el equipo moderado por el cardenal Cristoph Schönborn ha denunciado las discriminaciones "injustas y a veces violentas" hacia las personas homosexuales, también "dentro de la Iglesia, tristemente".

Sin embargo, precisan que esto no significa que la iglesia deba legitimar las prácticas homosexuales y menos, el matrimonio entre personas del mismo sexo. De hecho, denuncian las "maniobras de ciertas organizaciones internacionales que intentan imponer, por vía del chantaje financiero, a los países pobres legislaciones que permiten esta unión".

En cuanto a los obispos de lengua inglesa, el equipo moderado por el cardenal Wilfrid Fox Napier, ha concluido que la Iglesia debe continuar promoviendo la naturaleza del matrimonio "entre hombre y mujer". En todo caso, han animado a los sacerdotes a cuidar de las personas "con atracción hacia el mismo sexo teniéndoles en cuenta en la familia de la Iglesia".

DIVORCIADOS PODRÍAN PARTICIPAR DE LOS SACRAMENTOS

Sobre los divorciados vueltos a casar, recomiendan examinar posibles caminos de arrepentimiento y discernimiento, por los cuales, en circunstancias particulares, estas personas podrían participar en los sacramentos. Sobre las referencias a la cohabitación y el matrimonio civil, prefieren utilizar un lenguaje que permita entrar en un diálogo con estas personas.

El grupo ha coincidido al igual que otros en la "pobre" traducción del documento publicado el lunes y considera que no se ha remarcado suficientemente la necesidad de enviar un mensaje esperanzador para las familias cristianas.

También, el equipo moderado por Joseph Edward Kurtz ha dado la bienvenida "sin juicios ni condenas" a aquellos que "por alguna razón no son capaces de expresar un compromiso para toda la vida en un matrimonio entre hombre y mujer. En todo caso, han precisado que, con el fin de que no se dé la impresión de que todas las uniones son iguales, es necesario definir cuidadosamente la ley de gradualidad, que no debe entenderse como "gradualidad de la ley".

RELACIONES EXTRAMATRIMONIALES

Mientras, en el grupo moderado por el cardenal Raymond Leo Brurke, advierten de que donde el documento de trabajo aparentaba sugerir que las relaciones sexuales extramatrimoniales podrían ser permitidas, ellos han intentado mostrar por qué estos modos de vida no conducen a la realización de la persona.

Por otro lado, los prelados de lengua italiana, concretamente, aquellos moderados por el cardenal Fernando Filoni, han subrayado que la Iglesia es "una casa abierta" pero han expresado su "preocupación por salvaguardar los derechos de los hijos" que, según han advertido, "deben crecer armónicamente con la ternura del padre y de la madre".

El grupo moderado por el cardenal Angelo Bagnasco se refiere a la necesidad de reconocer a las familias adoptantes y pide que se apoye este camino frente al "más fácil" de la "maternidad asistida". También hacen un llamamiento a los gobiernos para que apuesten por una legislación que facilite la adopción y no la impidan mediante "formas burocráticas asfixiantes".

Finalmente, el grupo encabezado por Angelo Massafra ha votado por mayoría que se abra la posibilidad del acceso de los divorciados vueltos a casar a los sacramentos "en condiciones precisas y en momentos determinados de la vida eclesial y familiar", aunque manteniendo firme la doctrina sobre la indisolubilidad del matrimonio.

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