A CORUÑA, 21 Ene. (EUROPA PRESS) -
Un perro llamado Kike se hizo famoso en 1988 cuando su propietario, un indigente que pide limosna en la ciudad de A Coruña, vendió sus pocas pertenencias para poder operarlo y recibió una compensación de 360 euros de la Duquesa de Alba por su generoso gesto hacia el animal.
El can había sido rescatado de un contenedor cinco años antes, y si no se le intervenía urgentemente para retirarle la bolsa de plástico que se había tragado, el perro moriría.
Hace unos meses, en octubre pasado, el mismo mendigo que había sido su dueño tantos años, dio por muerta a su vieja mascota, para la que había estado pidiendo limosna en previsión de la llegada del fatídico momento.
Pero Kike no ha muerto. Llegó a la perrera, donde lo identificaron gracias al chip que lleva en su interior. Ahora, permanece acogido temporalmente por la clínica veterinaria Aparici Feal, en A Coruña, donde esperan que alguien lo adopte para terminar sus días-tiene 17 años- a cubierto y en un hogar confortable.
"Es mayor, pero está bien, y creemos que después de todo esto, se merece acabar sus días en un auténtico hogar", explicó Loli Novoa, trabajadora de la clínica en la que llevan años atendiendo al perro.
Por eso cuando lo identificaron, decidieron acogerlo temporalmente a la espera de que alguien se apiade de él y decida adoptar a este perro que en su día fue ayudado por la propia Duquesa de Alba.
