ROMA, 6 May. (EUROPA PRESS) -
Un total de 30 nuevos soldados de la Guardia Suiza han jurado este martes en el Patio de San Dámaso del Palacio Apostólico del Vaticano "servir fielmente, lealmente y honorablemente, al Pontífice reinante, Francisco y a sus legítimos sucesores", ante el representante del Papa Francisco, el sustituto de la Secretaría de Estado, monseñor Giovanni Angelo Becciu.
También han asistido cardenales, obispos, miembros de la Curia Romana representantes diplomáticos y autoridades civiles y religiosas de Suiza. El juramento ha comenzado con las palabras del capellán de la Guardia Suiza, monseñor Alain Guy Raemy que ha prestado juramento. A continuación, han sido llamados cada uno de los 30 reclutas por su nombre propio y en su lengua natal y han confirmado el juramento.
Para ello, se han colocado delante de la bandera que han tomado con la mano izquierda, mientras que la mano derecha la han alzado al cielo con el dedo pulgar, índice y medio extendido, simbolizando las tres personas de la Santísima Trinidad, pues el juramento se hace en nombre de la Santísima Trinidad.
Esta tarde, a las 17.30, en el altar de la Cátedra de la Basílica de San Pedro, el Cardenal Secretario de Estado, Pietro Parolin presidirá la celebración de la Santa Misa a la que asistirán los guardias suizos y sus familiares y amigos.
La Guardia Suiza fue creada hace cinco siglos, cuando en 1505 Julio II negoció con algunos cantones helvéticos el envío de voluntarios para formar un contingente estable en Roma, como guardia personal y de su residencia. Fue diezmada en 1527 tras el conocido como Saqueo de Roma al que las tropas del emperador Carlos V sometieron al Vaticano para dar a Clemente VI "un escarmiento" por su política pro francesa. El Pontífice se salvó al refugiarse en el castillo Sant Angelo, pero 147 guardias perecieron en su defensa.
Pablo III volvió a formarla en 1548 con un efectivo de 225 hombres, uno de cuyos destacamentos fue enviado por Pio V a combatir contra los turcos en Lepanto. Disuelta por Pío VI antes de irse al exilio en 1798 y forzado a ello por Napoleón Bonaparte, Pío VII volvió a formarla en 1801 pero con un efectivo de sólo 64 soldados. León XII lo aumentó a 200 en 1824. Los soldados de la Guardia papal deben ser oriundos de algún cantón suizo, católicos, solteros en el momento de su incorporación al servicio, tener entre 20 y 30 años y con una altura mínima de 174 centímetros.
La duración mínima de servicio es de dos años y el sueldo mensual que reciben es de unos mil euros, aparte de los gastos de alojamiento, manutención y asistencia médica, que son por cuenta de la Santa Sede. Los Guardias suizos se encargan de la seguridad del Pontífice y de la vigilancia de la Ciudad del Vaticano. El uniforme multicolor que visten en las ocasiones de gala se remonta a los tiempos de Miguel Angel. Además de la Guardia Suiza, el Vaticano también cuenta con la Gendarmería, encargada de la seguridad del pequeño Estado.
El Vaticano dispuso hasta 1970 de cuatro cuerpos militares: la Gendarmería Pontificia, la Guardia Suiza, la Guardia Palatina de Honor y la Guardia Noble del Cuerpo de Su Santidad, hasta que Pablo VI ordenó la disolución de todos los cuerpos militares, con la excepción de la Guardia Suiza.