MADRID 3 Feb. (EUROPA PRESS) -
El decano del Tribunal de la Rota Española, Carlos Morán, ha informado de que las causas de nulidad en España disminuyeron en 2012 en torno a un 2% con respecto al año anterior debido, entre otros motivos, al proceso de secularización, el descenso en los últimos años de los matrimonios religiosos y la crisis, aunque no en el sentido de que pedir la nulidad cueste dinero (ya que el Tribunal de la Rota tiene casi el 40 por ciento de patrocinios gratuitos) sino porque la crisis hace al hombre ponderar más sus decisiones.
En declaraciones a Europa Press, Carlos Morán ha indicado que en 2012 entraron en el Tribunal de la Rota Española 412 causas, frente a las 424 del año anterior y las 531 del año 2010, lo que confirma "una tendencia a la baja" que viene dándose desde hace once años, cuando las nulidades se situaban en unas 700 al año.
No obstante, ha explicado que este dato "no es muy positivo" porque lo que refleja es "que hay un proceso de secularización" que tiene que ver no solo con la ruptura del matrimonio sino a veces también con la ruptura de la convivencia de parejas que ni siquiera estaban casadas porque prefieren "soluciones más fáciles en lugar de planteamientos jurídicos".
El Tribunal de la Rota Española, que se encuentra "prácticamente al día", resuelve a favor de la nulidad en torno al 70% de las causas que recibe ya que, según ha precisado Morán, al ser un tribunal superior, los demandantes normalmente acuden a él con la nulidad en primera instancia ya concedida.
El pasado 26 de enero el Papa Benedicto XVI pronunció su discurso a los miembros de la Rota Romana, un discurso que se lleva pronunciando desde el Papa Pío XII y que, aunque no tienen naturaleza legislativa, fija los principios que deben guiar el obrar de los jueces. Concretamente, en el mensaje de este año, según ha apuntado Morán, el Pontífice abordó tres temas fundamentales "con algunas implicaciones jurídicas muy importantes".
NULIDAD POR INCAPACIDAD O POR SIMULACIÓN
Así, ha apuntado que la principal novedad de este discurso reside en el 'bonum coniugum' o 'bien de los cónyuges' y en la posibilidad que plantea Benedicto XVI de reconducir en situaciones concretas la afección al bien de los cónyuges de los supuestos de incapacidad (para asumir las obligaciones del matrimonio por causa de naturaleza psíquica) a los supuestos de simulación (en los que la voluntad manifestada exteriormente no coincidía con la interior).
Para explicarlo, Morán ha puesto el ejemplo de una persona a la que un trastorno psicopático le impide tener empatía, le provoca un gran egoísmo y una profunda inestabilidad emocional, lo que a su vez, le incapacita para contraer matrimonio. Así, en caso de que se casase, sería un caso de incapacidad que afectaría al bien de los cónyuges.
No obstante, ha indicado que si el sujeto no es que no pueda sino que tiene la firme voluntad cuando contrae matrimonio de no querer el bien del otro, por ejemplo, de no tratarle con igual dignidad, eso también lesionaría el bien de los cónyuges, pero, en lugar de por incapacidad, sería por simulación. Según ha señalado Morán, esto es novedoso porque apenas se dan casos de sentencias de causas de nulidad por simulación y ha asegurado que les abre un campo de estudio para los próximos años.
Sin embargo, el Papa aún profundiza más y se adentra en la relación 'fe-matrimonio'. Según explica Morán, el Papa recuerda que es verdad que el pacto indisoluble entre hombre y mujer "no requiere de una fe personal o de una vivencia de la fe" (según los cánones 1.086 y 1.125 del Derecho Canónico es inválido un matrimonio entre una persona bautizada y otra no bautizada a no ser que haya causa justa y razonable y se muestre la intención de hacer aquello que hace la Iglesia). Sin embargo apunta que, si uno de los contrayentes mostrara un rechazo absoluto a la apertura al sacramento, se podría dar un matrimonio nulo por exclusión de la sacramentalidad.
CRISIS DE FE Y SOCIEDAD DEL RELATIVISMO
En cualquier caso, el Papa, según señala Morán, no niega que quienes no tienen fe no puedan entregarse fielmente, pero apunta que "incluso en estos hay un elemento de verdad que viene de Dios y, aun cuando no tuvieran una vivencia explícita, esa vivencia que hacen del amor y de la entrega de sí viene también del don de Dios".
Para llegar a estas conclusiones, según precisa el decano del Tribunal de la Rota Española, el Papa parte de dos preámbulos: la crisis de fe que afecta a la vivencia del matrimonio y la constatación de una sociedad del relativismo en la que la gente se pregunta si es posible que el hombre que se compromete de por vida con una mujer no deje de ser libre.
Ante estas dos cuestiones, según apunta Morán, el Pontífice advierte de la "dificultad" de mantener un pacto de por vida sin fe pues "quien cree, ama" y recuerda que "el hombre solamente es libre cuando en un momento puede jugarse la vida para siempre".