CIUDAD REAL 28 Feb. (EUROPA PRESS) -
Una amplia representación política y de amigos acompañó hoy en el funeral a la familia de Jesús Garrido, ex presidente de la Diputación de Ciudad Real, ex vicepresidente de las Cortes regionales y ex secretario regional del PP, fallecido ayer a los 50 años, como consecuencia de un cáncer que había minado su salud en los dos últimos años.
Entre los presentes se encontraba el propio presidente de Castilla-La Mancha, José María Barreda, quien estuvo acompañado por el consejero de Sanidad, Roberto Sabrido, y el actual equipo de Gobierno de la Diputación, con su presidente, Nemesio de Lara, a la cabeza.
Hubo también una extensa representación de sus compañeros de partido, tanto a nivel provincial como regional, coincidiendo todos, en sus declaraciones a los medios, en valorar, además de su capacidad política, principalmente, sus valores humanos y la entereza con la que ha abordado la enfermedad, pese a la dureza de la misma.
En estas consideraciones estuvieron de acuerdo, entre otros el actual secretario regional del PP, Vicente Tirado, el ex presidente regional de este partido, Agustín Conde, con quien Garrido fue secretario regional, el acalde de Ciudad Real, Francisco Gil-Ortega, la presidenta provincial de Ciudad Real, Rosa Romero, o el vicesecretario general, José Alberto Martín-Toledano, vicepresidente de la Diputación en la etapa en que la presidió Garrido.
Algunos de ellos, amigos personales de Garrido y con el que han compartido buena parte de su carrera política desde que éste ingresó en el PP, en el año 1993, no pudieron contener su emoción.
La actual presidenta regional del PP y candidata a la Junta de Comunidades, María Dolores de Cospedal, trasladó estos mimos sentimientos a la familia de Garrido, a la que estuvo acompañando en la tarde de ayer en la capilla ardiente.
La iglesia donde se celebró el funeral a partir de las 10.00 horas, la de San Pedro, estuvo totalmente llena de público y tres vehículos con coronas acompañaron al coche fúnebre, datos que demuestran la repercusión que ha tenido en la ciudad la muerte de Garrido.
En la misa, concelebrada por 12 sacerdotes, se vivió un momento especial cuando un amigo de Garrido, de su grupo más íntimo, leyó las cosas que habían hablado, que tenían previsto realizar y que ya nunca podrán hacer juntos, amigo que también expresó su apoyo a su mujer y a sus tres hijos, apoyo en el que también incidieron los representantes políticos.