Dispersantes químicos mejoraron la calidad del aire en el vertido de petróleo de la 'Deepwater Horizon', según estudio

Deepwater Horizon offshore drilling unit on fire 2010
US COAST GUARD
Actualizado: martes, 29 agosto 2017 12:01

   MADRID, 29 Ago. (EUROPA PRESS) -

   Un estudio publicado este lunes en 'Proceedings of the National Academy of Sciences' añade una nueva dimensión a la polémica decisión de inyectar grandes cantidades de dispersantes químicos inmediatamente por encima del pozo de petróleo averiado en el fondo marino durante el desastre de 'Deepwater Horizon' en 2010.

   Los dispersantes pueden haber reducido significativamente la cantidad de gases nocivos en el aire en la superficie del mar, disminuyendo los riesgos para la salud de los servicios de emergencia y permitiéndoles seguir trabajando para detener el derrame incontrolado y limpiar el crudo derramado antes.

   En medio de la crisis de la plataforma petrolífera 'Deepwater Horizon', se tomó la decisión sin precedentes y controvertida de inyectar más de 700.000 galones de dispersante químico durante 67 días inmediatamente por encima de la fuente de la plataforma petrolera en el fondo del océano. El objetivo era romper el petróleo que se expandía incontrolablemente en pequeñas gotas en la profundidad del mar, con el objetivo de disminuir las manchas de petróleo y reducir la cantidad de gases nocivos que llegaban a la superficie del océano.

   Los defensores afirman que los dispersantes ayudaron a disipar las manchas de crudo en la superficie del mar, haciendo que menos petróleo manchara las playas de la costa y los pantanos. Los opositores dijeron que los propios dispersantes eran tóxicos, podían haber causado daños ambientales y no eran eficaces a la hora de reducir las ya pequeñas gotitas que se formaban en la fuente del pozo.

   Ante este debate, el nuevo estudio demuestra un efecto beneficioso de los dispersantes: la inyección de dispersante submarino puede haber permitido que los servicios de emergencia literalmente respiraran más fácilmente. Al disgregar el petróleo en pequeñas gotas que se disolvían más rápidamente en el océano profundo, los dispersantes disminuyeron las cantidades de compuestos tóxicos volátiles que subieron a la superficie y se desparramaron en el aire.

   Todo ello mejoró drásticamente la calidad del aire de los que agentes que operaban en la zona para resolver la catástrofe y presumiblemente redujo el número de días en que la calidad del aire fue demasiado mala y que el personal de emergencias tuviera que usar respiradores y/o debiera suspender los esfuerzos de limpieza.

   El equipo de investigación estuvo compuesto por: Jonas Gros, Scott Socolofsky, Anusha Dissanayake e Inok Jun (de la 'Texas A & M University', Estados Unidos); Lin Zhao y Michel Boufadel (Instituto de Tecnología de Nueva Jersey, Estados Unidos); Christopher Reddy (Institución Oceanográfica de Woods Hole, Estados Unidos); y J. Samuel Arey (Instituto Federal Suizo de Ciencias Acuáticas y Tecnología). La investigación fue financiada por la Iniciativa de Investigación del Golfo de México y la Fundación Nacional de Ciencia estadounidense.

GOTAS DE PETRÓLEO 30 VECES MÁS PEQUEÑAS GRACIAS AL DISPERSANTE

   Los dispersantes se han aplicado a las manchas de petróleo en la superficie del océano durante medio siglo para descomponer el petróleo en gotas más pequeñas que se disipen en las aguas del océano abierto de modo que llegue menos crudo a las costas ecológicamente sensibles. Sin embargo, nunca se habían utilizado a una profundidad sin precedentes de 5.000 pies (1.524 metros) bajo la superficie, donde se estima que salían 7.500 toneladas por día de petróleo y 2.400 toneladas por día de gas natural de la cabeza del pozo roto cerca del fondo marino.

   Este caudal es equivalente a 57.000 barriles por día de petróleo y 92 millones de pies cúbicos por día de gas que se producen en condiciones normales en la superficie del mar. Durante el periodo estudiado por los autores, también se capturaron 19.000 barriles por día de petróleo mediante un embudo invertido, o "sombrero de copa", que se colocó directamente encima de la cabeza del pozo, lo que disminuyó la cantidad de petróleo que se escapó al mar.

   "El gobierno y la industria se enfrentaron a un derrame de petróleo de tamaño sin precedentes y en la profundidad del mar, luchando en una batalla de alto riesgo contra grandes desconocidos", escriben Reddy y Arey en un artículo que se publica en la revista 'Oceanus'. A su juicio, tomaron la decisión crucial de proceder con la inyección subsuperficial de Corexit EC9500A, un dispersante que se asemeja a una mezcla de aceite mineral de calidad alimentaria, líquido de limpiaparabrisas y detergente para platos domésticos.

   Fotografías aéreas y relatos anecdóticos sugirieron que la inyección de dispersante de aguas profundas pudo haber ayudado a disipar las manchas de aceite en la superficie y mejorar la calidad del aire alrededor de los barcos que trabajaban cerca del sitio del desastre. Pero en plena crisis, los funcionarios no se tomaron el tiempo de diseñar e implementar experimentos sólidos para medir los efectos detallados de la inyección.

   En el nuevo estudio, los científicos construyeron y probaron un modelo matemático que simula las complejas interacciones químicas y físicas entre el agua, el petróleo, el gas y el dispersante que ocurrieron durante el desastre de la 'Deepwater Horizon'. Se centraron en el periodo que comienza el 3 de junio de 2010, cuando los ingenieros cortaron el tubo ascendente en la cabeza, hasta el 15 de julio de 2010, un intervalo de tiempo en el que se recogió un gran número de observaciones científicas en el aire y el océano.

   Para probar la capacidad del modelo de simular el desastre del mundo real, compararon las predicciones del modelo con las observaciones. Casi todas esas comparaciones se alinearon con la producción del modelo, lo que indica que el modelo reprodujo muchos aspectos de lo que ocurrió con el petróleo y el gas bajo la superficie del océano.

   El equipo de investigación utilizó entonces el modelo para realizar una comprobación que no se había realizado antes en tiempo real: qué hubiera sucedido si no se hubieran inyectado inmediatamente los dispersantes por encima de la cabeza del pozo durante el mismo periodo de tiempo. Los resultados del modelo indicaron que la inyección del dispersante en aguas profundas tuvo un profundo efecto sobre la calidad del aire en la superficie del océano, provocando que el chorro turbulento de fluidos petrolíferos formara gotitas de crudo que eran aproximadamente 30 veces más pequeñas (en volumen) de lo que habrían sido sin los dispersantes, según los resultados del modelo.

   Este cambio sutil hizo que muchos productos químicos volátiles del petróleo se disolvieran más rápidamente y fueran atrapados en el mar profundo. Según el estudio, la mayor parte del benzeno y tolueno altamente tóxicos en el petróleo fueron transportados lejos en corrientes profundas, junto con otros compuestos de petróleo atrapados que afectaron a organismos en y cerca del fondo marino.

   El modelo mostró que la inyección de dispersante disminuyó la concentración global de todos los productos químicos orgánicos volátiles en la atmósfera en una cantidad modesta (alrededor del 30 por ciento). Sin embargo, también redujo significativamente la cantidad de químicos más dañinos para los humanos, como el benceno y el tolueno.

   Sin la inyección de dispersante, el modelo mostró que las concentraciones de benceno en el aire dos metros sobre la superficie del mar habrían sido 13 veces más altas que los niveles considerados aceptables para respirar durante un día de trabajo de 10 horas o una semana de trabajo de 40 horas, en función de las directrices del Instituto Nacional de Seguridad y Salud Ocupacional (NIOSH, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos. La inyección de dispersante redujo en 500 veces las concentraciones atmosféricas de benceno que los niveles considerados aceptables para respirar por NIOSH.

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