La otra Guadalajara

Casa de Pizarra
Foto: LUIS MANUEL JUBRÍAS
Puente Pizarra Guadalajara Iglesia de Campillejo Puente de pizarra Paisaje Tamajón Iglesia Campillejo Plaza Campillo de Ranas Fuente Campillo de Ranas Cerca de Cantalojas
Actualizado: martes, 17 diciembre 2013 21:22

Por Sandra Tobar

   En lo más profundo de la sierra noroccidental de Guadalajara, entre las vertientes meridionales de Somosierra y de la Sierra de Ayllón, allí donde persiste el aislamiento y la incomunicación, se encuentra uno de los tesoros más preciados de España y de Europa: los pueblos de la Arquitectura Negra.

   Rodeados por un paisaje totalmente atípico, lejos de los campos secos y de ese característico color amarillento de las tierras de la Alcarria, los pueblos de la Sierra se camuflan entre robles, fresnos, bosques de pinos, enebros, sabinas, acebos e incluso hayedos en algunas zonas. La mejor época para disfrutar de estos parajes es otoño, especialmente los hayedos.

   Y en medio de los paisajes de alta montaña donde el agua no deja de brotar en forma de cascadas, arroyos o ríos se desprenden los brillos metálicos de las paredes de pizarra que dan forma a casas, iglesias, muros, fuentes y calles.

   La mayoría de estos pueblos están conectados unos con otros por carreteras y viejos caminos rehabilitados ahora muchos de ellos para practicar senderismo. Los pueblos más grandes y más conocidos, y no por ello más importante que el resto, son Tamajón, Cardoso de la Sierra, Majaelrayo, Campillo de Ranas y Valverde de los Arroyos.

   En estos tres últimos pueblos, incluso existen normas urbanísticas que protegen las construcciones de la Arquitectura Negra.

TAMAJÓN, EL COMIENZO DE LA RUTA.

   Saliendo de Cogolludo y atravesando el río Sorbe, a dos kilómetros de Tamajón nos encontramos la Ermita de los Enebrales rodeada por uno de los parajes naturales más destacados del municipio, entre la pequeña Ciudad Encantada y el Sabinar, con el pico Ocejón (2.049 metros) al fondo.

   Este es uno de los caminos desde donde se puede empezar la ruta de los pueblos de la Arquitectura Negra, siendo Tamajón el primero de los pueblos a su paso.

   A la entrada del pueblo se sitúa la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, del s. XVI y de origen románico. Junto a la iglesia, otro de los atractivos de esta población son las ruinas del monasterio de Bonaval fundado por Alfonso VIII de Castilla, en 1164, para la Orden del Cister.

CAMPILLO Y SUS ALREDEDORES.

   Campillo de Ranas es un pequeño pueblo que se eleva a 1.100 metros de altitud. Aunque históricamente dependía de otros municipios, hoy en día son otros pueblos los que dependen de Campillo, como Campillejo, El Espinar, Roblelacasa, Robleluengo, Matallana, El Vado y La Vereda.

   Este pueblo está rodeado de curiosidades como la de tener un alcalde que tiene el récord de la provincia en celebrar más bodas gays o la de ser protagonista de un anuncio de ADSL de Telefónica en 2008 cuando ni siquiera tenían cobertura.

   Pero más allá de los típicos chascarrillos de la zona, Campillo ofrece a los visitantes del lugar una arquitectura negra, ya reformada, pero conservando la esencia de la misma y con la iglesia parroquial de Santa María Magdalena como mayor expresión.

   Se trata de una construcción de pizarra, cuyas lajas se entremezclan con las piedras calizas. En la misma plaza, también encontramos uno de los emblemas del pueblo, la Torre del Reloj Solar, que antiguamente era la casa del cura hasta que fue reconstruida como lugar de encuentro.

   Una de las pedanías del municipio, Campillejo, también destaca por su enorme valor arquitectónico. De hecho, pese a su pequeño tamaño y la soledad de sus calles, es una de las aldeas que mejor atesora esta arquitectura. Además, conserva su iglesia totalmente restaurada, con la sacristía adosada en una de sus paredes.

MAJAELRAYO Y VALVERDE.

   Aunque hay quien dice que el esplendor de la pizarra de Majaelrayo dejó de lucir hace años, aún guarda cierto encanto y viejas construcciones, algunas en ruinas, de esas estructuras de pizarra que se extienden a lo largo de las calles formando núcleos complejos como corrales o patios delanteros delimitados por vallas.

   La iglesia de San Juan Bautista, el Pico Campachuelo y el arroyo y la cascada de Matilla son algunos de los puntos de interés del pueblo.

   Por su parte, Valverde es uno de los grandes exponentes de esta arquitectura. El pueblo posee un par de fuentes públicas y una plaza Mayor bordeada por algunas de las mejores construcciones populares.

   No obstante, una de las maravillas de este pueblo se encuentra al final de uno de los senderos que sale del pueblo: las Chorreras de Despeñalagua, un grandioso despeñadero de agua, colgado entre las vertientes del Ocejón y el pico Campachuelo. Su cascada tiene una longitud de 120 metros y la mejor época para disfrutar de ella es primavera.

EL FIN DE LA PIZARRA.

   De camino a Cantalojas, ya fuera de los pueblos que forman parte oficialmente de la arquitectura negra, el paisaje y los municipios comienzan a cambiar. Son núcleos de población más grandes y menos aislados que ya casi no guardan restos de la pizarra.

   Siguiendo el camino que sale desde Majaelrayo, entre bosques de pinos, se encuentra un espacio único en la zona por los puentes de pizarra negra que alberga.

   Grandes y pesadas láminas de este material componen los puentes más viejos, utilizados antiguamente por la gente del lugar para pasar de un lado a otro del río con el ganado. Algunos de ellos han sido reformados para el deleite de los visitantes.