Almería.-Tribunales-Las defensas en el caso Piedras Redondas dicen que en la sentencia "no se sabe exactamente qué pasó"

Actualizado: martes, 9 mayo 2006 15:35

Consideran que el jurado era "proclive" a condenar a "alguien" por el "ambiente que se generó en el juicio"

GRANADA, 9 May. (EUROPA PRESS) -

Las defensas de las dos mujeres condenadas, Juana Santiago y Engracia Santiago, por el caso de Piedras Redondas, en el que fue asesinada en marzo de 2002 en Almería una niña de siete años, que luego apareció en una caja de cartón con el 80 por ciento de su cuerpo quemado y 36 puñaladas, afirmaron hoy que en la sentencia de la Audiencia provincial de Almería que condenó a ambas a 23 años de prisión "no se sabe realmente qué paso ni existen pruebas de cargo".

En la sede del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA), donde tuvo lugar hoy la vista oral por el recurso de apelación presentado por las defensas y la acusación particular, José Ramón Cantalejo, abogado de Juana Santiago, subrayó que "sólo conocemos cuál fue el resultado" del crimen, pero "no cómo se cometió".

En su opinión, el jurado popular, que consideró culpable a los tres acusados, el tercero de ellos Antonio Fernández ya fallecido, "era proclive por el ambiente que se generó durante el juicio a condenar a alguien".

Así, la defensa de Juana sostuvo que la acusación se debió a "conjeturas" del jurado extraídas de la vista oral, puesto que la prueba testifical de su representada y la de su hija no pueden ser consideradas "válidas" por las innumerables "contradicciones" en las que incurrieron y tampoco la Policía pudo precisar con exactitud "quién" cometió el acto y el grado de participación de cada uno.

UN VEREDICTO "INJUSTO"

Por su parte, el abogado defensor de Engracia Santiago, Guillermo Forteza, calificó el veredicto del jurado de "injusto, inconexo, inveraz y no ajustado a las pruebas practicadas", ya que, según relató ante el Tribunal, "no existe una base razonable" para condenar a su representada, ni tampoco al marido de ésta, ya fallecido, porque los "hechos probados sólo acreditan la comisión de los mismos por parte de Juana Santiago".

El letrado detalló cómo la sentencia de la Audiencia provincial de Almería incurre, a su juicio, en "contradicciones", ya que atribuye a Engracia la "acción de sujetar" a la niña cuando ésta "no tenía posibilidad de reacción ni defensa", considerando tal hecho "imprescindible" para la condena.

Asimismo, recordó las "continuas contradicciones" en las que incurrieron tanto Juana Santiago como su hija, prima de la fallecida, en las declaraciones previas que realizaron y también en la vista oral, que, según dijo, no pueden considerarse "válidas" por todas las versiones ofrecidas.

Además, se refirió a una serie de "circunstancias ajenas", como que Engracia no se percatara de "un olor raro" en la casa de Juana cuando fue a llevarle un spray la tarde en que ocurrieron los hechos, que no implican directamente a su representada.

Según concluyó, "no existe prueba física alguna" que acredite la culpabilidad como autora del asesinato de Engracia puesto que no se demuestra el "dominio funcional del hecho".

Por todo ello, solicitan que se dicte una sentencia absolutoria o, en su caso, devolver la causa a la Audiencia provincial de Almería para que se celebre de nuevo el juicio.

Por su parte, la acusación particular solicitó que la condena se eleve de 23 a 25 años de prisión, así como que la indemnización se extienda a los hermanos de la fallecida.

En contra el Ministerio Fiscal consideró que "sí existen pruebas de cargo" contra las condenadas e interesó sean desestimados los recursos de apelación interpuestos por ser "ajustados a Derecho".

Juana Santiago, Engracia Santiago y Antonio Fernández, que fueron enjuiciados en octubre del año pasado, fueron condenados a 23 años de prisión como autores de un delito de asesinato.

Los hechos ocurrieron en 17 de marzo de 2002 en la barriada almeriense de Piedras Redondas en al casa de Juana Santiago, donde Montserrat Fajardo, una niña de siete años, fue rociada con ácido sulfúrico y apuñalada hasta en 36 ocasiones. Su cadáver apareció al día siguiente en una caja de cartón en la calle Sierra de Monteagud.