Actualizado 13/09/2010 19:31

Experto cree que la pintura de Murillo fue revolucionaria "porque cambió el orden de las cosas"

Murillo
EP

SEVILLA, 13 Sep. (EUROPA PRESS) -

El catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Sevilla, Enrique Valdivieso, que ha participado en el seminario 'Sobre la pintura barroca en España: grandes maestros e iconografía tridentina', uno de los cursos que la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA) celebra en Sevilla, ha destacado que la llegada de la pintura de Murillo "fue revolucionaria respecto a lo que se estaba haciendo en su época porque cambió el orden de las cosas".

Valdivieso ha explicado que antes de él, "la pintura era seria, rigurosa, profunda y no expresaba sentimientos ni emociones, para lo cual no hace más falta que ver la obra de Zurbarán, frío e inexpresivo" mientras que el pintor sevillano "coloca en su pintura la vida, el sentimiento, la alegría, la tristeza o el gozo".

En este sentido, ha destacado que lo hacía "sin caer en el desmedimiento, sino todo lo contrario, de forma comedida, armoniosa, muy concentrado, equilibrado y recogido", y ha recordado que Murillo pintaba "poniendo en boga siempre que podía la belleza, que no sólo es del cuerpo, sino que es también del espíritu".

El ponente, uno de los mayores especialistas en pintura de la escuela sevilla y autores de importantes libros al respecto, así como de biografías de artistas del siglo XVII como Juan de Roelas o Valdés Leal, ha enfatizado en que el pintor "dibujaba cosas que estaban en la vida cotidiana: el observaba y lo colocaba en el lienzo".

"De esta forma, la gente de Sevilla termina dándose cuenta de que han metido su vida popular dentro de la pintura y de que son protagonistas, por que se sienten orgullosos, felices y satisfechos y lo entienen mucho mejor, porque son ellos los que están en el nivel de sus problemas", ha puntualizado.

Además, ha confesado que "nadie interpretará a la Inmaculada como Murillo ni en España ni en Europa, ya que, aunque no la inventa, porque Sevilla es la ciudad de esta virgen mucho antes de que naciese el pintor, él le da una visión que como nadie lo había hecho antes".

En este sentido, ha definido que, como su nombre indica, "Inmaculada es la que no tiene mácula, la que no tiene pecado, lo que para el sevillano es lo más bello, lo más perfecto, armonioso y elegante", y ha aseverado que, por ello, la dibuja en "glorias celestiales de color de oro, con resplandores, con cientos de cabecitas de ángeles guapillos y sonrientes y con una virgen que, pese a que sube a los cielos, lo hace con orden, despacio, con armonía y gozosa".

"La ciudad acoge estas Inmaculadas con júbilo absoluto", ha reconocido, aunque ha incidido en la idea de que antes de él, "las pintaron Zurbarán, Juan del Castillo, Pacheco, Juan de Roelas o Herrera el Viejo, entre otros, pero Murillo llegó al máximo de la perfección".