Actualizado 02/02/2010 17:04

Un libro pasea por la historia de la farmacia municipal y muestra medicamentos de finales del siglo XIX

MÁLAGA 2 Feb. (EUROPA PRESS) -

La farmacia municipal de Málaga, inaugurada en 1925 y clausurada en 1992, vuelve a tener protagonismo en el edificio que fue su última sede, el Hospital Noble. Los sótanos de este inmueble albergaban un millar de frascos con los distintos productos utilizados en aquel entonces, de los que en torno a 600 han podido ser recuperados y de ellos, 150 se incluyen en un libro editado por el Ayuntamiento de la capital, en colaboración con el Colegio Oficial de Farmacéuticos.

No sólo se han recuperado envases, que datan en su mayor parte de finales del siglo XIX, aunque también hay del primer cuarto del XX e, incluso, de los años 70, sino, además, un centenar de libros y diversos enseres, tales como básculas, y mobiliario, según indicó hoy durante la presentación de este libro el alcalde, Francisco de la Torre.

El libro, titulado 'La farmacia municipal de Málaga' y del que se han editado unos 500 ejemplares, es fruto sobre todo del esfuerzo de María Pepa Lara, que trabajó en esta instalación y cuyos padres, auxiliares técnicos de farmacia, se conocieron, precisamente, en ella. De hecho, recordó hoy cómo, tras salir del colegio, pasaba las tardes rodeada de estos productos químicos.

Entre esas sustancias, hay algunas que ya no se utilizan, como la drosera, que se empleaba como diurético; la grindelia, como antiasmático; la jalapa o el lirio de Florencia, como purgante, o la raíz de colombo, como estimulante del apetito, destacó Javier Tudela, presidente del Colegio de Farmacéuticos de Málaga, entidad que llevó a cabo la clasificación de los productos encontrados. Además, en el libro pueden verse los tradicionales aceites de ricino y de hígado de bacalao.

Pero también hay otros productos que se emplean en la farmacología actual, como las hojas de sen, utilizadas como laxante; la quinina, como estimulante del apetito; el litio, como antimaníaco; la árnica, que se usa en homeopatía; la cáscara sagrada, como purgante, o el ruibarbo, para favorecer la digestión. Precisamente, apuntó Tudela, más de la mitad de lo que se muestra en esta farmacia sigue vigente en la farmacopea actual, aunque ya de forma elaborada.

Todas estas sustancias, que en aquel entonces no tenían caducidad, pueden encontrarse en envases con letreros de identificación "preciosos, verdaderas obras de arte", como resaltó el responsable de los farmacéuticos malagueños.

La farmacia municipal, cuya historia va unida al laboratorio, abrió sus puertas, con el médico José Gálvez Ginachero como alcalde, en la parte trasera de la Casona del Parque, donde permaneció hasta los años 70. Posteriormente, en 1975, se instaló en la calle Pedro de Toledo, mientras culminaban las obras del Hospital Noble, adonde llegó en 1981.

"No está mal que una ciudad recupere parte de su historia y que se haya buceado en los sótanos del Hospital Noble para encontrar esta muestra de lo que había en el momento del cierre de la farmacia", manifestó De la Torre.

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