ALMERÍA 7 Sep. (EUROPA PRESS) -
El cineasta almeriense Manuel Martín Cuenca presentará en el Festival de Cine de Toronto 'La mitad de Óscar', su última película en la que además ha participado como productor y que ha sido íntegramente rodada en la provincia de Almería con el Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar y la capital como principales escenarios.
Según ha expresdo el propio director en rueda de prensa, el film ha sido seleccionado para participar en la Sección Oficial del festival dentro del apartado 'Discovery', dedicado a las cintas de carácter revelador. A partir de ahí, la película ha entrado a formar parte de un agente de ventas internacional especializado en cine latino.
De igual forma, 'La mitad de Óscar' continuará su promoción en el Festival Internacional de Cine de Gijón y, posteriormente, entre finales de febrero y principios de marzo de 2011, se mostrará en un preestreno que tendrá lugar en Almería, antes de iniciar su andadura comercial.
Martín Cuenca ha indicado la especial incidencia que tiene el paisaje en la historia de esta película, cuyo presupuesto en el coste de realización ronda los 1,2 millones de euros. "Almería es un espacio de desierto, de mar y montaña. Tiene algo rudo, es un espacio de frontera que ofrece la mezcla de Andalucía, África y el Mediterráneo", ha reflexionado.
En este sentido, el director ahonda en escenas en las que la intervención del espacio se muestra clave para el desarrollo del argumento narrativo. "Hay una excursión en la que los protagonistas se pierden entre sí y en la que se utiliza el viento como hilo conductor en el conflicto emocional de los personajes", ha ejemplificado.
El cineasta asume con optimismo lo que califica como su película "más arriesgada" en la que participa como productor, un hecho que para él se trata de una "consecuencia lógica" en relación con su papel de director en el marco del cine español. "Hacerse dueño de la producción es bueno para el autor, y me la he jugado con ello", ha apuntado.
SINOPSIS
Óscar (Rodrigo Saénz de Heredia) es guardia de seguridad en una salina semiabandonada. Tiene 30 años y vive solo. Su vida consiste en ir cada día al trabajo, ponerse el uniforme, colgarse la pistola y sentarse a mirar montañas y montañas de sal. Al mediodía suele recibir la visita de Miguel, un antiguo guardia jubilado. Miguel llega en bicicleta y trae siempre comida para almorzar con Óscar.
Cada día, cuando termina el turno, Óscar se cambia de ropa, toma el autobús y vuelve a casa. Allí lo primero que hace es mirar el buzón y revisar el contestador, pero nunca hay cartas ni mensajes o, al menos, los que él espera.
Un día la rutina se rompe. Óscar llega a la residencia de ancianos donde está su único familiar, su abuelo, que padece Alzheimer. Se ha puesto peor y lo han llevado al hospital. La directora le cuenta que han avisado a su hermana. Óscar se queda petrificado; hace dos años que no sabe nada de ella y ni siquiera sabía que en la residencia tenían su teléfono.
Dos días después María (Verónica Echegui) aparece en Almería. Viene acompañada de su novio, Jean (Denys Eyriey), un francés del que jamás había oído hablar Óscar. La relación entre los dos hermanos parece tensa, algo ocurrió en el pasado que los marcó definitivamente. María pretende pasar página, pero él no está dispuesto a ello.