Actualizado 15/04/2011 16:43

La UJA acoge la exposición retrospectiva 'La lucha por la inocencia, 1946-1966', de Joan Brotat

Tres Personas En La Muestra 'Joan Brotat, La Lucha Por La Inocencia, 1946-1966'
EUROPA PRESS/UJA

JAÉN 15 Abr. (EUROPA PRESS) -

La Sala de Exposiciones Centro de la Universidad de Jaén (UJA) acoge hasta el 29 de mayo la exposición retrospectiva 'Joan Brotat, La lucha por la inocencia, 1946-1966', organizada conjuntamente por el Vicerrectorado de Extensión Universitaria, el Museo Abelló de Mollet del Vallés y el Museo de Valls, centrada en los primeros veinte años de práctica artística del pintor, lo más fructíferos de su larga trayectoria.

La muestra pudo verse por primera vez en el Palau Moja de Barcelona en octubre del pasado año y tras haber estado expuesta también en el Museo de Valls y en el Museo Abelló de Mollet del Vallés llega ahora a Jaén. En ella, la UJA ha asumido un papel relevante, no sólo colaborando en su organización sino también cediendo la obra 'Campesino' (Joan Brotat, 1955), óleo sobre lienzo donado a la Fundación Cesáreo Rodríguez-Aguilera de la Universidad de Jaén.

Las tres instituciones, según ha destacado la universidad jiennense en una nota, están vinculadas al pintor en diversos grados, al conservar piezas del artista en sus colecciones: en la Universidad de Jaén gracias a la donación de Cesáreo Rodríguez-Aguilera, uno de los críticos que más trabajó para difundir la obra del pintor; en Mollet del Vallès, por el interés que Brotat suscitó en el pintor Joan Abelló; y en Valls, por la apuesta del museo por los pintores de posguerra.

La exposición, comisionada por el crítico de arte Alex Mitrani, pretende recuperar la obra de este pintor "demasiado olvidado para volverlo a hacer visible", al tiempo que desea reivindicarlo como uno de los artistas más singulares de la segunda mitad de siglo XX en España.

Injustamente olvidado, Joan Brotat (Barcelona, 1923-1990) fue uno de los artistas más originales y celebrados de la reanudación de la modernidad en los años de la posguerra en Cataluña. Introvertido y meticuloso, creó una obra plena de intensidad y emoción, heredada del sentimiento trascendente del románico y de los valores humildes del trabajo artesanal.

Con el apoyo de personalidades como Josep María de Sucre, Eugenio D'Ors o Cesáreo Rodríguez-Aguilera, durante la década de los años cincuenta elaboró una poética muy singular, con un sentido de vanguardia y de intimidad. En unas condiciones nada favorables, Brotat demostró un atrevimiento creativo y una determinación que adquieren en la actualidad un carácter casi heroico.

ÁMBITOS

La muestra que puede verse en la Sala Centro de la UJA gira en torno a tres ámbitos. En primer lugar, 'Beber de la fuente primera', donde se evoca la procedencia del artista de una familia humilde y la dura experiencia de la participación en la Guerra Civil y una posguerra muy dura económica y moralmente, años que marcaron a Brotat con una intensa amargura y donde sus exploraciones lo llevan a una figuración primitiva, ruda y elemental, casi brutalista en algunos momentos.

Además, se encuentran 'La vida soñada', donde se refleja cómo Brotat define a partir de 1950 una poética y un estilo personales e inconfundibles, pareciendo construir un mundo hecho de ternura y de serenidad habitado por seres afables y felices, modestos y trabajadores, y 'Penetrar en la cueva', que conduce al visitante a una atmósfera que cambia y los cuadros evocan lo nocturno donde Brotat explora las aportaciones de la abstracción informalista, coincidiendo con sus viajes a París, en 1958 y 1959.

El director del Secretariado de Fundaciones Culturales de la UJA, José Ángel Marín, ha explicado que con esta exposición se puede redescubrir al artista que desde su modestia tuvo el atrevimiento de crear un obra libre e intensa, y que puso su grano de arena en la aventura de la difícil recuperación de la modernidad artística durante la postguerra española.

"Creo que la potencia estética funcional, eficaz y emocionante de Brotat destila una poética singular, tierna y trascendente, ingenua y profunda, arcaica y moderna. La suya es una obra que mira hacia la verdad, que busca la intensidad. Brotat goza del color, la línea, la composición, pero al mismo tiempo se centra en la narración y el símbolo. Relata e imagina un mundo soñado. A los gestos de modernidad les otorga un valor expresivo dirigido a sublimar un anhelo de reconciliación y que no esconde un sentido trágico de la vida: la necesidad de amar el mundo y el dolor de vivir en él", apuntó Marín en la inauguración, que corrió a cargo de la vicerrectora de Extensión Universitaria, Ana María Ortiz Colón.

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