SEVILLA 29 Oct. (EUROPA PRESS) -
Un grupo de investigadores de la Universidad Pablo de Olavide (UPO) participan en un proyecto europeo, adscrito al VII Programa Marco, dirigido a avanzar en el conocimiento del papel de dos neurotransmisores --la serotonina y el receptor tipo b del ácido gamma-aminobutírico (GABA-B)-- en los trastornos de ansiedad.
Según indicó Andalucía Investiga en una nota, el Laboratorio de Neurociencias de la UPO es el único centro español que trabaja en este estudio junto a otros seis grupos europeos de Francia, Suiza, Alemania, Irlanda e Italia.
"Existe una hipótesis bastante establecida de grupos que han demostrado el papel que tienen dos neurotransmisores, la serotonina y el GABA-B, en la ansiedad", señaló la investigadora Agnès Gruart, responsable del proyecto en la UPO. No obstante, indicó que, aunque "su papel está claro, ahora hace falta conocer cómo funcionan los mecanismos para desarrollar el fármaco que podrá tratar la enfermedad".
Según los investigadores, mientras que la serotonina favorece la aparición de episodios de ansiedad, el GABA-B, por el contrario, parece tener efectos ansiolíticos.
El objetivo de este estudio es avanzar en el conocimiento del papel de los citados neurotransmisores a través de modelos animales en los que poder aplicar tratamientos paliativos. No obstante, frente a experimentos desarrollados anteriormente, en lugar de modificar una sustancia o darle al animal un fármaco para crear ansiedad, están creando ratones de forma condicional.
Aunque este proyecto europeo se encuentra aún en una fase inicial, el bagaje científico de los distintos grupos participantes ha permitido una rápida puesta en marcha.
El trabajo desarrollado desde la Pablo de Olavide se dirige a las pruebas de aprendizaje y los registros electrofisiológicos de las neuronas, elaborados a través de electrodos introducidos en el sistema nervioso del ratón.
Los expertos señalan que los cuadros de ansiedad son uno de los trastornos psicológicos "más prevalentes" en la actualidad y que en menos de diez años podrían ser junto con la depresión una de las enfermedades "más discapacitantes".