Málaga.- Tribunales.- Acusado de matar a su ex mujer de 66 puñaladas dice que ella tenía el cuchillo y hubo un forcejeo

Uno de los hijos de la pareja declaró cómo vio a su madre con una raja en el cuello y a su padrastro con un cuchillo en la mano

Europa Press Andalucía
Actualizado: viernes, 26 octubre 2007 19:37

MÁLAGA, 26 Oct. (EUROPA PRESS) -

El boliviano acusado de apuñalar a su ex mujer en la barriada malagueña de la Colonia Santa Inés en 2005, causándole un total de 66 heridas, declaró hoy que la noche de los hechos, ella tenía un cuchillo debajo del colchón y que hubo un forcejeo, en el que él se lo arrebató, pero que no sabe qué más ocurrió. El hombre se enfrenta a una petición fiscal de 27 años y tres meses de prisión y el juicio seguirá el próximo martes con los peritos y policías.

Bismark P. aseguró ante el Tribunal de la Sección Octava de la Audiencia Provincial que lo juzga que no pensó en matarla puesto que, según dijo, "la quería mucho", aunque aseguró que "las cosas pasaron así". Asimismo, señaló que la víctima, de la que estaba separado y tenía una orden de alejamiento, intentó agredirle y que tenía un carácter fuerte y no le tenía miedo.

Los hechos sucedieron en el domicilio de ambos, cuando la mujer llegó y se encontró al acusado con los dos menores. Comenzaron una discusión por celos, según el fiscal, y el hombre cogió un cuchillo de grandes dimensiones y se encerró con la víctima en el dormitorio para, de forma sorpresiva y sin posibilidad de defensa, le hizo un total de 66 heridas, falleciendo "tras una hora y 15 minutos de ataque mortal".

El procesado alargó la agonía de la mujer, que según la acusación pública había sido objeto de malos tratos antes de forma habitual, puesto que la herida que le produjo la muerte fue una de las últimas en el cuello. Además, los niños fueron conscientes de lo ocurrido sin poder impedirlo, hasta el punto de que el mayor fue a avisar a su tía de lo que estaba ocurriendo.

Los niños también declararon hoy y aseguraron que el acusado sí maltrataba a su madre, amenazándola y pegándola; y en ocasiones, también a ellos. Así, el mayor dijo que esa noche empezó a oír gritos, como siempre, pero le pareció "más grave" que otras veces. Fue a la cocina y se dio cuenta de que faltaba un cuchillo.

Se fue para la habitación donde estaban los dos y abrió la puerta, momento en el que vio a su madre en el suelo con una raja en el cuello y a su padrastro con un cuchillo manchado de sangre en la mano. Su hermano, fruto de la relación de la víctima y el presunto agresor, declaró que su padre entraba "por la fuerza" y se quedaba sin permiso de la madre en la casa.

Ambos coincidieron en que el acusado maltrataba a la madre, a la que pegaba, tiraba del pelo y amenazaba. El mayor indicó que estaba "aterrorizado" por su padrastro cuando hacía eso a su madre, quien intentaba defenderse de él, aunque era difícil por las diferencias de peso y tamaño. Además, dijo que presenció muchas peleas.

Para el fiscal, los hechos constituyen un delito de asesinato, por el que solicita 23 años de prisión, otro de violencia física y psíquica habitual, por el que solicita la pena de dos años de prisión, tres de malos tratos, por los que solicita dos años y tres meses de cárcel, y uno de quebrantamiento de medida cautelar, pidiendo una multa.

Asimismo, se pide la retirada de la patria potestad durante 10 años y prohibición de tenencia de armas por el mismo periodo, así como alejamiento durante seis años de los menores, para los que se pide una indemnización de 300.000 euros por los daños morales tras el fallecimiento de su madre y como víctimas de malos tratos.

FAMILIARES Y AMIGOS DE LA VÍCTIMA.

El juicio comenzó pasadas las 12.00 horas, aunque estaba previsto antes y fue necesario avisar a las Fuerzas de Seguridad tras los momentos de tensión que se vivieron cuando el acusado iba a ser trasladado de los calabozos hasta donde iba a ser la vista oral, que, finalmente, tuvo que ser celebrada en otra sala.

Familiares y amigos de la víctima, algunos de los cuales declararon hoy en el juicio corroborando la situación de "miedo" que tenía la mujer y los malos tratos, increparon al boliviano con gritos de "asesino" cuando los agentes intentaron sacarlo del ascensor.

Una de las hermanas de la joven asesinada María Isabel Padilla pidió justicia y aseguró en declaraciones a los periodistas que "nadie tiene derecho a quitarle la vida así a nadie". "A mi hermana no me la van a devolver pero hay muchas mujeres en peligro", aseveró, al tiempo que dijo que existen "más víctimas de la violencia de género que del terrorismo, pero las penas son menores".

"Cuando te quitan a un ser humano de esta forma, no hay perdón ni hay olvido", manifestó. Asimismo, aseguró que la familia intentó durante muchos años que la mujer se separara pero, incluso después de eso, "seguía haciéndole la vida imposible, decía que era suya y por mucho que hemos intentado ayudarla, no ha sido posible".

También habló de los dos hijos y aseguró que "un niño con 11 años que diga que su padre le ha quitado a su madre y su vida, se te parte el corazón".

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