Los investigadores advierten que estos resultados "no se deben transferir de forma automática al caso de los seres humanos"
SEVILLA, 23 May. (EUROPA PRESS) -
Una investigación de la Estación Biológica de Doñana (EBD), instituto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en Sevilla, ha comprobado que "el aumento de las temperaturas globales ha traído consigo el incremento de los casos de malaria en algunas especies de aves como gorriones, carboneros comunes o currucas capirotadas".
El estudio, que ha aparecido recientemente en la publicación científica Global Change Biology, ha contado además con una amplia reseña en el semanario británico The Economist. Laszlo Garamszegi, autor de la investigación, ha revisado más de 40 estudios desarrollados en los últimos 70 años que han examinado casos de malaria en unas 3.000 especies de aves de diferentes localidades, según ha informado en una nota el CSIC.
La comparación de los datos ha permitido constatar que por ejemplo, antes del año 1990, cuando las temperaturas globales eran más frías, la prevalencia de malaria en gorriones era de un diez por ciento; no obstante, esta cifra ha aumentado a un 30 por ciento en estadísticas de años recientes.
Además, ha indicado que una situación similar ha ocurrido con el carbonero común, con una prevalencia de malaria menor de tres por ciento antes de 1995, pero que se ha observado en un 15 por ciento en estudios actuales. Por su parte, los ejemplares de curruca capirotada, que no habían registrado presencia de este parásito en anteriores investigaciones, mostraron una prevalencia de cuatro por ciento en un estudio de 1999.
"Todo indica que los últimos 20 años han sido el escenario de un dramático incremento de la presencia de este parásito en varias especies de aves", resalta. En este sentido, ha explicado que el incremento de las temperaturas produce las condiciones de calor y humedad que facilitan la reproducción del mosquito portador del parásito de la malaria.
No obstante, precisa que, aunque aún las investigaciones no han aportado datos suficientes sobre cómo el cambio global puede afectar a la salud de los humanos, los datos hallados sugieren que, al menos en aves, existe "un problema real". Por otro lado, advierten los investigadores que estos resultados "no se deben transferir de forma automática al caso de los seres humanos".
La investigación también ha comprobado que "los efectos del calentamiento no han sido iguales en todas las regiones". Así, indica que en Asia y América las especies de aves sufrieron menos infecciones que en África y Europa. En esta línea, Garamszegi enfatiza que "ya la malaria ha devastado un buen número de ejemplares nativos de Hawai y está empezando a causar estragos en Nueva Zelanda, por lo cual urgen medidas conservacionistas que ayuden a estas especies a sobrevivir en medio del calentamiento global".