Un estudio de la Universidad de Córdoba desentraña la biodiversidad microbiana en el suelo de la dehesa

Pablo González Moreno, Katherine Onoszko y Francisco Ruiz Gómez.
Pablo González Moreno, Katherine Onoszko y Francisco Ruiz Gómez. - UNIVERSIDAD DE CÓRDOBA
Europa Press Andalucía
Publicado: martes, 16 diciembre 2025 13:21

CÓRDOBA 16 Dic. (EUROPA PRESS) -

Un grupo de investigación de la Universidad de Córdoba (UCO) ha llevado a cabo un trabajo que revela las interacciones subterráneas de hongos y oomicetos en una veintena de dehesas andaluzas, lo que permite identificar el papel del agua como principal impulsor de la diversidad de microorganismos y aportar nuevas claves sobre el patógeno que provoca 'la seca' de la encina.

Así lo ha indicado la UCO en una nota en la que ha detallado que las dehesas albergan mucho más de lo que se ve a simple vista, pues bajo esos paisajes abiertos de encinas y pastizales que definen a la España rural, habita un mundo microbiano oculto en el suelo, que condiciona la salud y la estabilidad del ecosistema. Y si bien estas comunidades son vitales para el sostenimiento de la vida, su composición y los factores que determinan su presencia en estos sistemas agroforestales siguen siendo poco explorados.

Con el objetivo de profundizar en este mundo subterráneo, el grupo de investigación Evaluación y Restauración de Sistemas Agrícolas y Forestales (Ersaf) de la UCO ha caracterizado estas poblaciones microbianas en una veintena de dehesas andaluzas ubicadas en zonas climáticas diferenciadas como son el Valle de los Pedroches (Córdoba) y la sierra de Aracena (Huelva). El estudio, concretamente, ha analizado las interacciones entre hongos y oomicetos (un grupo de organismos diferenciados pero similares a los hongos) presentes en la rizosfera de las encinas, es decir, en la parte del suelo inmediata a las raíces y que está bajo la influencia de estas.

Par ello, tal y como explica Katherine Onoszko, primera autora del estudio, el equipo ha utilizado una técnica de secuenciación de ADN de alto rendimiento, denominada 'Metabarcoding', que permite la identificación simultánea de múltiples organismos dentro de una misma muestra utilizando marcadores genéticos específicos y herramientas bioinformáticas.

A partir del análisis de todas esas muestras, el grupo de investigación ha podido no sólo establecer patrones y comparativas entre distintas zonas, sino relacionar variables climáticas y topográficas con todo este universo subterráneo microscópico, en los que en apenas dos gramos de suelo pueden habitar entre 800 y 1.200 especies de hongos.

Asomarse al suelo a través de esta técnica es lo que ha permitido al grupo de investigación confirmar varias hipótesis. Más allá de la influencia de las especies vegetales dominantes y otros factores, la disponibilidad de agua es el principal impulsor de la diversidad microbiana, especialmente de hongos.

"Dentro de una región climática más o menos similar y con la misma composición del suelo podría esperarse que la comunidad fúngica fuera muy parecida. Sin embargo, hemos observado que incluso pequeñas diferencias de precipitaciones y variaciones en la disponibilidad de agua en el suelo marcan la diferencia e influyen muchísimo en la comunidad fúngica", ha afirmado el investigador Pablo González, otro de los autores de la investigación.

FACTORES DETERMINANTES

Si bien el agua es el factor más determinante en el caso de los hongos, la composición de oomicetos se ve más influida por las interacciones entre especies. Un ejemplo de ello es 'Phytophthora cinnamomi', más conocido por ser el causante de 'la seca' de la encina y del alcornoque, un patógeno que preocupa especialmente a la comunidad científica por su elevada incidencia en las dehesas y que el equipo ha seguido de cerca en su investigación.

Según los resultados del trabajo, y tal y como ya apuntaban investigaciones anteriores del grupo, el microorganismo que provoca 'la seca' se desarrolla con mayor facilidad en suelos pobres en los que hay menos riqueza de otras especies, mientras que en aquellos más ricos en los que hay mayor diversidad, su capacidad de infección se ve reducida.

El hecho de que este patógeno sea en realidad un "mal competidor" abre la puerta a futuras investigaciones para combatir "la seca" con otros microorganismos beneficiosos que aumenten la biodiversidad, especialmente en un contexto "en el que el uso de fitosanitarios está cada vez más restringido y la tendencia se dirige hacia la implementación de enmiendas biológicas", ha explicado Francisco Ruiz, otro de los autores que ha participado en la investigación. Más allá de ello, tal y como subraya el investigador, diseñar estrategias efectivas requiere, en definitiva, conocer las comunidades microbianas concretas.

A partir de este conocimiento, podrían aplicarse medidas que respondan a las necesidades específicas de cada dehesa, espacios de especial importancia por su valor ecológico y en los que la salud comienza por el suelo.

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