Granada.-Tribunales.-Forenses creen que el acusado de matar a su compañero tenía una visión distorsionada de la realidad

Europa Press Andalucía
Actualizado: martes, 7 octubre 2008 16:09

GRANADA 7 Oct. (EUROPA PRESS) -

Los médicos forenses propuestos como peritos en el juicio que se celebra en la Audiencia de Granada contra el acusado de matar a martillazos a su compañero en un cortijo en Churriana de la Vega (Granada) declararon hoy que éste, con un trastorno mental, fue consciente del crimen aunque con un conocimiento "distorsionado" de la realidad, "condicionado por su propia realidad".

En la segunda sesión de la vista oral, en la que un jurado popular enjuicia a J.G.R., que se enfrenta a una petición de 15 años de prisión por el delito de asesinato, los especialistas aseguraron que el acusado vive "una doble realidad", por lo que, durante el análisis realizado, no tuvo una manifestación abierta de su arrepentimiento, ya que en su foro interno vivía una amenaza --creía que había un complot contra él para arrebatarle su cortijo-- y el fallecido, A.R.G., de 74 años, era parte de esa amenaza, aunque lo considerara su "protector".

Según señalaron los forenses, las capacidades cognitivas y volitivas del procesado no tuvieron necesariamente que verse totalmente alteradas el día en que se produjeron los hechos, el 5 de abril de 2006, aunque reconocieron que, por la descripción realizada por los testigos de en qué estado estaba J.G.R en meses antes, éste vivía una situación de crisis.

Durante la sesión de hoy, comparecieron asimismo los forenses que practicaron la autopsia al cadáver, que constataron que A.R.G. recibió seis golpes con un objeto contundente, tres de ellos mortales en cara y cabeza, que provocaron hundimientos del cráneo.

Como testigo propuesto por la defensa, que pide la libre absolución de su patrocinado por padecer un trastorno mental grave, declaró el vecino que ayudaba al acusado en la obra de su cortijo, que aseguró que en éste se obsesionó con que había un complot para quitarles las tierras y permanecía escondido y sin dormir bajo un monte de arena creyendo que alguien iba a llegar a su cortijo para arrebatárselo.

El procesado, según su testimonio, trabajaba "guiado por una diosa", según le decía, en la construcción de un monumento. Un mes antes de los hechos, según señaló el testigo, J.G.R. era una persona normal que posteriormente comenzó a cambiar y "a no razonar nada". Un día antes de que atacara a su compañero el testigo encontró al procesado "desencajado".

También declaró la hermana de J.G.R., quien dijo de éste que era un persona "pacífica" que encontró, unos días después de lo ocurrido, transformado. "Era otra persona, estaba exaltado y eufórico", dijo ella, que afirmó que con A.R.G tenía una relación "muy buena" como de maestro a alumno o padre a hijo, con lo que dijo no tener constancia de que ambos fueran pareja sentimental, puesto que no se comportaban como tal.

El juicio, en el que mañana están previstas más pruebas periciales y la fijación de conclusiones y presentación de informes de las partes, podría quedar en esa jornada visto para veredicto.

Por los hechos, la Fiscalía pide para él una pena de 15 años de prisión, con la atenuante de trastorno mental transitorio, que la defensa considera que fue grave, hasta el punto de que tenía "totalmente anuladas sus capacidades de conocer y de querer", por lo que cree que cometió un homicidio grave que "no merece reproche penal sino tratamiento terapéutico". La familia de la víctima, personada como actor civil, solicita una indemnización de 64.409 para sus cuatro hermanos.

Contenido patrocinado