JAÉN, 20 Jul. (EUROPA PRESS) -
Trabajadores de la planta jiennense de la antigua Cárnicas Molina mostraron hoy su temor ante la posibilidad de que la empresa acabe presentando un expediente de regulación de empleo (ERE) alegando que no hay actividad.
En declaraciones a Europa Press, el responsable de la sección sindical de CC.OO. en la planta de Jaén, Damián Jiménez, explicó que están a la espera de que la firma dé a conocer su "plan de choque" en virtud del cual los administradores judiciales decidirán si es o no factible su viabilidad.
El sindicalista indicó que en función de las conclusiones que se extraigan de ese plan de futuro decidirán si convocan manifestaciones o algún tipo de protesta, si bien señaló que lo que ellos sospechan es que la empresa acabe liquidándose.
Además, Jiménez explicó que ayer celebraron una reunión con el delegado provincial de Empleo de Jaén, Manuel León, y con el director general de Trabajo de la Junta, Javier Guerrero, a quienes expresaron sus inquietudes e incertidumbres y en el que vieron a la Junta "muy receptiva".
De igual modo, este responsable de CC.OO. manifestó que coincide plenamente con el presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, en el sentido de que tampoco cree que las causas de los problemas de esta empresa se encuentren en el mercado, sino que se deben a una "mala gestión".
LA JUNTA, PERSONADA EN EL PROCESO CONCURSAL
Por su parte, el delegado del Gobierno andaluz en Jaén, Francisco Reyes, anunció el pasado martes que la Junta se va a personar en el proceso concursal de Proinserga, empresa matriz de Primayor, sociedad que gestiona a la antigua Cárnicas Molina y que tiene una planta en la capital jiennense.
Asimismo, el delegado del Gobierno andaluz en Jaén afirmó que la Junta va a trabajar por el mantenimiento de la actividad empresarial y del empleo, algo que previsiblemente puede suponer la búsqueda de un "nuevo socio inversor".
Proinserga, que durante décadas ha tenido importantes beneficios, reconoció hace unos meses un déficit financiero cercano a los 60 millones de euros. La crisis se remonta al año 2004, con la compra a Campofrío de una red de mataderos agrupados bajo la firma Primayor; las pérdidas acumuladas por esta operación han terminado comprometiendo la situación económica de todo el grupo.
