JAÉN 3 May. (EUROPA PRESS) -
El dueño de una orujera de Martos (Jaén) acusado de un delito de lesiones imprudentes ha aceptado hoy la pena de diez meses de prisión por el accidente que sufrió un operario en febrero de 2003.
Durante el juicio, que se resolvió por conformidad en el juzgado de lo Penal número dos de Jaén, el acusado reconoció los hechos y aceptó la pena de diez meses de prisión por un delito de lesiones imprudentes.
En un principio, el ministerio fiscal solicitó para el propietario de la orujera una pena de tres años de cárcel por un delito contra los derechos de los trabajadores y otro de lesiones imprudentes, si bien modificó la pena y solicitó diez meses de prisión por un delito de lesiones imprudentes.
Por su parte, la acusación particular, que en un principio solicitó una pensión vitalicia de 2.500 euros, una indemnización de 900.000 euros y cuatro años de cárcel, aceptó la modificación de la pena de diez meses de prisión más el pago de una indemnización de entre 500.000 y 900.000 euros por las secuelas físicas, estéticas y morales del operario, que requiere la atención diaria de una cuidadora y se encuentra en tratamiento psicológico.
Según el escrito de calificación provisional, el 5 de febrero de 2003, tres trabajadores procedieron a realizar la descarga de un extractor en la orujera. Para ello, colocaban dos gatos de presión en la puerta de la máquina y retiraban los ocho tornillos que la fijaban.
Cuando recibían el aviso de que se había alcanzado la presión necesaria, quitaron los gatos mediante cuerdas que les habían atado. De este modo, se producía una apertura violenta de la puerta, con proyección de vapor de agua y orujillo a temperatura muy alta. En aquella ocasión, uno de los tornillos se quedó trabado, lo que originó que la puerta quedara entreabierta al retirar los gatos, lo que produjo un escape de orujillo que alcanzó a Manuel C.P.
El fiscal consideró que el lugar donde se situaban los trabajadores era "inadecuado, ya que no se garantizaba que en la zona de descarga no hubiera nadie". Además, no existía dispositivo que indicara la existencia de anomalías durante la realización de tan "peligrosa" operación, ni los trabajos disponían de equipos de protección.