JAÉN 14 Jul. (EUROPA PRESS) -
Los forenses responsables de la autopsia del hombre que falleció en Linares (Jaén) a causa de una herida por arma de fuego en su cabeza indicaron hoy que la persona que apretó el gatillo debía de estar situada previsiblemente frente a la víctima.
En el juicio contra los tres acusados --un padre y dos de sus hijos-- de provocar esta muerte, que afronta hoy su segunda sesión en la sección tercera de la Audiencia Provincial de Jaén, estos expertos detallaron que no apreciaron en el cuerpo de la víctima más lesiones violentas que el orificio de la bala que presentaba en la cavidad craneal más unas erosiones faciales compatibles con la caída al suelo tras el disparo.
Los forenses apuntaron que tampoco apreciaron datos de defensa o lucha en el cuerpo del fallecido y que al examinar las manos de la víctima descubrieron unas sustancias que indican que "próximamente" hubo una detonación.
En la vista también compareció un médico forense que examinó a uno de los hijos, Joaquín M.F., cuyo letrado sostiene que padece un trastorno de difícil diagnóstico, si bien este perito argumentó que, a su juicio, el acusado está "sobresimulando" y que no tiene un trastorno mental, sino de personalidad, lo que significa en teoría que no padece una enfermedad mental, sino que tiene unas conductas determinadas que pueden causar problemas.
La sesión de hoy comenzó con la declaración de uno de los policías que intervino en la investigación del caso, quien relató a los miembros del jurado que antes de este suceso no había enfrentamientos o problemas entre la familia de los acusados y la de la víctima y que en su opinión lo que pasó fue que al fallecido no le gustaba que los procesados se mudaran frente a su casa porque eran personas "conflictivas". "Sabían --los procesados-- que no quería que vivieran allí y parece que buscaban un golpe de efecto", apuntó.
Además, este agente se mostró convencido de que la víctima no llegó a salir de su casa y que fue al ir a abrir la puerta cuando recibió el disparo y cayó en la entrada. También incidió en que en el lugar de los hechos no encontraron arma de fuego alguna, únicamente una navaja que en principio carece de relación con estos hechos.
En este sentido, el policía que realizó la inspección ocular del lugar detalló que allí solo descubrieron un proyectil y tres casquillos, todos correspondientes a las armas --una pistola y un revólver-- que intervinieron tiempo después en el Puerto de Santa María al otro hijo acusado, Sebastián M.F.
VERSIÓN DE LOS ACUSADOS
El padre, Diego M.M., de 54 años de edad, explicó ayer que el día de los hechos --el 3 de febrero de 2006-- estaba junto con su hijo y también procesado Joaquín M.F. trasladando los enseres de su antigua casa a la nueva, ubicada frente al domicilio de la víctima. Este hombre relató que, cuando llegaron a la calle para empezar a descargar cosas por segunda vez, salió de pronto el fallecido de su casa y tras insultarles descerrajó contra ellos. Diego M.M. expuso a preguntas de las partes que él empezó a esquivar las balas mientras que su hijo fue a la casa, cogió un arma y pegó unos tiros mientras que él también cogió otra arma de su domicilio.
Así, señaló que acto seguido su hijo Joaquín M.F. se fue y que él disparó dos veces sin apuntar --"le di en la cabeza como si le hubiera dado en el corazón", apuntó--, tras lo que la víctima cayó al suelo. "Pensé que no lo había matado, pensé que se había escurrido y, al caer, me quedó un poco sorprendido, entonces salió su mujer y cogió su arma", resumió. "Si yo le maté fue en defensa propia porque me mataba a mí o a mis hijos", insistió. El acusado aseguró estar "muy arrepentido" de lo que pasó y pidió disculpas a los familiares del fallecido.
Por su parte, Joaquín M.F., de 34 años, especificó que el fallecido empezó a dispararles y que por eso se entró en la casa y cogió un arma con la que disparó al aire, según precisó, para recalcar que junto a él apareció de pronto su padre usando otra arma, por lo que volvió al interior la casa y no vio nada más. "No me di cuenta de que cayera muerto", aseguró y subrayó que no salió porque le daba miedo.
El juicio comenzó ayer tras la designación de los miembros del jurado, integrado por ocho hombres y una mujer, más otro hombre y otra mujer de suplentes, e inicialmente el ministerio fiscal reclama que cada uno de los tres acusados sea condenado por un delito de asesinato a 18 años de cárcel más dos años y medio de prisión por un delito de tenencia ilícita de armas.